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DEFENSORA DEL LECTOR
Tribuna
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Enigmas de la prehistoria

Decenas de arqueólogos protestan por los “errores” de un artículo sobre una investigación de genetistas aún inédita

El miércoles 3 de octubre este periódico publicó en su última página (un día antes en la web) un artículo que adelantaba los resultados de una investigación científica liderada por el genetista de la Universidad de Harvard David Reich, de gran interés para españoles y portugueses. Según lo publicado, hace 4.500 años, los descendientes de habitantes de las estepas "llegaron a la península ibérica y borraron del mapa" a los hombres (en el titular se hablaba de "invasión"). El estudio se basa en el análisis del ADN de los restos de 153 individuos desenterrados en la península ibérica, y en el texto se señalaba que está pendiente de publicación en una prestigiosa revista científica.

Los datos del artículo procedían de la intervención del propio Reich en un acto organizado por la revista británica New Scientist, que la resumió en un artículo, y de la de otro de los coautores del estudio, el genetista español Íñigo Olalde, de Harvard, en un congreso celebrado en Alemania,

Dos días después me llegó una larga carta de protesta firmada por Felipe Boado-Criado, actual presidente de la Asociación Europea de Arqueólogos, y apoyada por otras noventa firmas de arqueólogos y especialistas en prehistoria, españoles y portugueses, una veintena de ellos catedráticos de universidad. Algunos de los firmantes han participado en la investigación aludida que contó con la colaboración de decenas de arqueólogos.

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En el escrito, que me veo obligada a resumir, se alega que el artículo no refleja “una posición final reconocida por un equipo o grupo científico”, sino que es “una composición de declaraciones descontextualizadas y luego re-armadas en forma de una noticia exagerada, infundada y carente de rigor”. Los firmantes muestran “perplejidad” y “consternación” por el tono y el lenguaje empleado, ya que, señalan: “La utilización de términos como ‘invasión’, ‘conquista’ o ‘borrar del mapa’ no solo está completamente fuera de contexto en el conocimiento que actualmente se tiene de este periodo prehistórico, sino que es injustificada a la luz de las evidencias empíricas existentes”. Pese a reconocer la importancia de la arqueogenética, señalan: “Es la arqueología la que proporciona los datos y las garantías de calidad contextual para que, mediante la interdisciplinariedad, los datos arqueogenéticos resulten significativos y relevantes, y es mediante su integración con los datos arqueológicos como los datos arqueogenéticos adquieren una relevancia que por sí solos no tienen”.

El autor del artículo ve en la queja una muestra del 'enfrentamiento entre arqueólogos y genetistas a la hora de explicar estos episodios de la prehistoria'

Manuel Ansede, colaborador de la sección de Ciencia y autor del artículo, explica que antes de sentarse ante el ordenador, contactó con los autores del estudio. “Ninguno de ellos desmintió lo publicado por New Scientist (es más, uno de ellos confirmó la veracidad del artículo), pero los tres declinaron ofrecer más detalles públicamente, porque el trabajo está pendiente de aprobación en una revista científica". Mientras no se publican los resultados, los autores tienen prohibido hablar con la prensa, aunque David Reich pronunció su charla en un acto organizado por una revista y era previsible que hubiera periodistas en la sala.

Ansede me explica que escribió también a los investigadores Rui Martiniano, del Wellcome Sanger Institute, y Daniel Bradley, del Trinity College de Dublín, autores de un trabajo previo sobre la genética de la Edad del Bronce en la península ibérica. Ambos encontraron plausible lo publicado por New Scientist y el resumen de la charla de Íñigo Olalde en Alemania.

El periodista defiende el uso de la expresión “borrar del mapa”, porque “según los nuevos datos genéticos hubo un evento al comienzo de la Edad del Bronce que reemplazó a todos o la inmensa mayoría de los linajes paternos”, En cuanto a los términos “invasión” y “conquista”, reconoce que son discutibles, “pero su uso es habitual en la comunidad científica”, dice. Y me envía al respecto algunos ejemplos de trabajos de genetistas en los que se utiliza ese término en sentido más o menos figurado.

Ansede señala además que el equipo de David Reich, Íñigo Olalde y Carles Lalueza-Fox ya publicó en febrero pasado un estudio similar, con datos de Reino Unido, en la prestigiosa revista Nature. Y que en aquella ocasión, Reich hizo unas declaraciones a la BBC en las que reconocía el escepticismo de los arqueólogos respecto a que se hubieran producido grandes desplazamientos de los pueblos prehistóricos. Sin embargo, los resultados de su trabajo demostraban que los hubo en Reino Unido. “Ahí está, en mi opinión”, apunta el periodista, “una de las claves de este asunto: el enfrentamiento entre arqueólogos y genetistas a la hora de explicar estos episodios de la prehistoria”.

Entiendo la irritación y la perplejidad de los arqueólogos ante el tratamiento periodístico que han tenido los hallazgos de una investigación todavía inédita que afecta a su disciplina. Pero es razonable que las charlas de Reich y Olalde despertaran el interés de los periodistas, cuya tarea es precisamente buscar noticias, confirmarlas y publicarlas..

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