"El lavado de manos con jabón es una de las intervenciones de salud pública más eficaces y baratas del mundo para prevenir las enfermedades, así como mejorar el acceso a la educación", aclara la Organización Mundial de la Salud (OMS) y apunta a que la diarrea y la neumonía son las principales causas de muerte en niños menores de cinco años en muchos países. De ahí la importancia de inculcar este hábito a nuestros hijos que salva vidas.
Guerrero coincide en que es la medida individual más importante para evitar la transmisión de infecciones, puesto que más del 80 % se contagian a través de esta vía: "Es importante educar a los niños desde edades tempranas a que se laven las manos antes de las comidas, después de ir al baño, tras sonarse la nariz, toser o estornudar, tocar a un animal o después de jugar".
¿Cuál es la manera correcta? Arias afirma que es importante usar agua templada y jabón, puesto que el agua sola no es suficiente para acabar con los gérmenes. Se debe frotar durante unos 20 segundos, sin olvidar las yemas de los dedos y debajo de las uñas. Después, hay que aclarar con abundante agua durante otros 10 segundos y, por último, secar con una toalla o papel desechable, si se trata de un lavabo público. Los secadores contienen muchas más bacterias que las toallas de papel.
Ambas pediatras consideran que debe ser una rutina tanto en casa y como los colegios debería incluirse como parte del programa educativo. Resaltan la importancia de enseñarles cómo deben hacerlo desde que van solos al baño para que lo establezcan como un hábito: "Podemos hacerlo con la ayuda de canciones u otro tipo material educativo como los cuentos", recomienda Guerrero.