India entra en el siglo XXI
La despenalización de la homosexualidad termina con una ley de la época colonial victoriana
La decisión unánime del Tribunal Supremo indio de despenalizar la homosexualidad coloca finalmente a la democracia más grande del mundo en la senda de normalidad de las sociedades libres, donde ningún ciudadano puede ser discriminado por su orientación sexual.
Este derecho tan básico estaba conculcado por una ley que ni siquiera corresponde a India como Estado independiente sino que fue heredada directamente del periodo colonial británico. El paradójico resultado es que en la India del siglo XXI —una sociedad plural capaz de poner satélites en órbita, con una vibrante industria cultural y que está apostando en la educación superior por las nuevas tecnologías— seguía en pie hasta hace dos días una inaceptable discriminación decretada por un poder exterior hace más de 150 años.
Pero no todo es culpa de la etapa colonial que terminó en 1947. Es cierto que desde entonces esa discriminación ha podido permanecer en vigor debido a unos prejuicios muy arraigados para cuya superación definitiva hará falta mucho más que la resolución de un tribunal. Una muestra es que la sentencia llega después de una batalla judicial iniciada en 2001 y que en estos 17 años transcurridos ningún Gobierno indio ha querido modificar el artículo del Código Penal que discriminaba a los homosexuales.
Se trata pues de un primer paso para el reconocimiento pleno de derechos a estos ciudadanos y ciudadanas indias. Este hito ahora debería venir acompañado de medidas legislativas que los situaran en plano de igualdad respecto al resto de sus compatriotas y aquí las autoridades políticas indias ya no tienen excusa.
A nivel global, la despenalización de la homosexualidad en India supone la constatación de que en las democracias los ciudadanos pueden vivir su sexualidad como quieran, no como un favor de ningún Gobierno o grupo social sino como lo que es: un derecho inalienable.
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