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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Demasiadas sombras

La investigación judicial arroja graves dudas sobre el máster de Casado

El presidente del PP, Pablo Casado, este lunes durante una rueda de prensa en la sede del partido.Vídeo: Álvaro García (EL PAÍS) / ATLAS-Quality

La magistrada Carmen Rodríguez-Medel ha considerado que existen indicios de responsabilidad penal en la obtención por parte de Pablo Casado, el actual líder del Partido Popular, de un máster de Derecho Autonómico y Local en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) de Madrid. En la exposición razonada del caso sostiene que el catedrático Enrique Álvarez Conde, responsable principal de la trama, utilizaba esta titulación como “regalo o prebenda a determinados alumnos”, que la obtenían “sin mérito académico alguno”. Casado fue uno de ellos y, al estar aforado, la juez ha elevado su causa al Supremo, sugiriendo incluso una serie de diligencias que, obviamente, ella no pudo realizar: oírle como investigado y requerirle toda la documentación que conserve del máster, así como “el ordenador portátil antiguo en el que se encontraban archivados los trabajos presentados para su calificación”.

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Pablo Casado se defendió ayer diciendo que hizo las cosas correctamente y que su partido tiene unas “normas que establecen en qué casos hay que asumir responsabilidades y en este caso no se cumple ninguna de ellas”. Ya en su día, cuando saltó la noticia, se apresuró a dar explicaciones en distintos programas de radio y televisión e, incluso, llegó a enseñar los trabajos que había presentado durante el máster. En su exposición motivada, la juez se refiere con detalle a la rueda de prensa que Casado dio el 10 de abril de 2018 y, entre otras cosas, observa una incongruencia cuando el líder del PP explicó que, cuando obtuvo el máster, era “solo un estudiante anónimo, veinteañero”, cuando en realidad trabajaba ya como diputado en la Asamblea de Madrid y presidía Nuevas Generaciones de su partido, que además gobernaba entonces la Comunidad de Madrid.

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La idea de regalo es esencial en todo este asunto. Y con la idea de regalo, la introducción de una distinta vara de medir a los alumnos que en un momento dado pretendían conseguir un máster en la URJC. La descripción que hace la juez de las anomalías que el equipo que conducía Álvarez Conde introducía para favorecer a un grupo de elegidos choca de manera escandalosa con lo que deberían ser las reglas de juego, iguales para todos, en un proceso de formación académica. Otorgar sobresalientes a quienes no han dado un palo al agua degrada no solo a la universidad que permite semejante disparate, sino también a quienes se prestan al juego, por mucho que luego no vayan a sacar provecho de la titulación obtenida con tan malas artes.

Los casos de corrupción del PP, que terminaron con el Gobierno de Rajoy, provocaron en los ciudadanos la insoportable impresión de enfrentarse a una doble realidad que nunca coincidía: la que percibían de determinadas conductas y la que defendían los políticos del PP. Mal asunto que su nuevo líder pudiera encontrarse en una situación semejante. Habrá que ver cuál será la derivada penal del caso del máster de Casado. En términos políticos, es inadmisible que el presidente del Partido Popular formara parte de un círculo de privilegiados al que se le regalaban los títulos. En sus manos está aportar todas las explicaciones que ayuden a despejar las gravísimas sombras que enturbian este engorroso asunto, que tanto descrédito ha arrojado ya sobre determinadas prácticas académicas.

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