La policía, obligada a intervenir entre Boris Becker y su exmujer
La turbulenta separación del tenista y su esposa, la modelo holandesa Lilly Kerssenberg, se suma a las deudas que le hicieron declararse en bancarrota y a acusaciones de falsedad de documentos
Algunas separaciones matrimoniales son turbulentas, y Boris Becker, triple ganador de Wimbledon, y niño bonito del tenis durante su juventud, lleva camino de romper moldes. Su segunda esposa, la modelo holandesa Sharlely 'Lilly' Kerssenberg, fue fotografiada hecha un mar de lágrimas el pasado 1 de agosto después de intentar llevarse sus cosas de la casa que compartía con el tenista en Londres. Scotland Yard confirmó una llamada para “mediar en una disputa doméstica”. La prensa británica, por su parte, cita a “personas cercanas a Lilly” para explicar lo sucedido: “amigos y familiares de Becker la encerraron en la cocina y luego bloquearon la camioneta donde pensaba cargar sus posesiones”. La batería de fotos publicadas la muestra rodeada de agentes mientras el personal encargado de la mudanza carga con una foto de ambos y un peluche, entre otras cosas. La pareja ha estado casada 9 años y tienen un hijo, Amadeus, de 8.
No es la primera vez que Becker, de 50 años, protagoniza un desencuentro de este tipo con Lilly, de 42 años. El pasado 11 de julio, la policía británica acudió al mismo domicilio –una villa de lujo cercana a las canchas de tenis de Wimbledon– por una supuesta riña. Al día siguiente, él se marchó con una bolsa al hombro. En ambos casos, los agentes tomaron nota, pero no hubo arrestos. Lilly publicó después un mensaje en su cuenta de Instagram que decía lo siguiente: "Has recibido a estos niños porque te necesitan. Los quieres incluso en sus peores días. Tienes la sonrisa que ellos buscan y la caricia que todo lo arregla". Supuestamente, tanto el hijo de ambos como Elias, fruto del anterior matrimonio de Boris con la diseñadora alemana Barbara Feltus, presenciaron la riña. El tenista tuvo con Feltus otro chico, Noah. De la modelo rusa Angela Ermakova, tiene una niña, Anna, de 18 años. La joven es modelo, se le parece muchísimo, y su madre se vio obligada a pedir una prueba de ADN para demostrar la paternidad.
A las diferencias de Becker con su exesposa holandesa, se suma un curioso incidente sobre su documentación, ocurrido el pasado junio. Un tribunal londinense le declaró en bancarrota en 2017 por no pagar una deuda de 3,3 millones de libras (3,37 millones de euros) al banco Arbuthnot Latham. En 2018, sus abogados aseguraron que posee un pasaporte diplomático de la República Centroafricana, a la que representa en asuntos deportivos y culturales ante la UE. Cuenta, adujeron, con inmunidad diplomática y no puede ser juzgado sin el consentimiento del Reino Unido, donde reside, y de las autoridades africanas. El Gobierno centroafricano dijo que el documento es falso, pero él insistió en su validez, y en la importancia de los problemas de los refugiados en una entrevista con Andrew Marr, uno de los periodistas más famosos de la BBC. El tenista hizo estas declaraciones mientras sus posesiones eran subastadas debido a la deuda.
Boris Becker tenía 17 años en 1985 cuando se convirtió en el ganador más joven de Wimbledon. Hizo famosas sus caídas, que no le impedían ganar el punto, y venció al año siguiente y también en 1989. Luego se impuso en dos ocasiones en el Open de Australia (1991-1996), y el Open de Estados Unidos (1989). Su carrera es mucho más amplia, e incluye la medalla de oro en el partido de dobles en los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, junto a Michael Stich. Según la revista estadounidense Tennis, Becker estuvo entre los 11 mejores jugadores masculinos del mundo hasta 2005. Ahora comenta el torneo de Wimbledon, y en el programa de la televisión germana, Endlich Feierabend, acaba de asegurar que “me ocuparé de Lilly y Amadeus, aunque no tengo tanto dinero como hace una década”.
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