Bueña señal en RTVE
Las primeras decisiones de Rosa María Mateo abren la senda hacia la necesaria despolitización de la corporación
![La nueva administradora de RTVE, Rosa María Mateo, durante su toma de posesión en el Congreso de los Diputados.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/EJCJFGDORGPRIBQC6QKK7W3CGE.jpg?auth=428342b6d93e8446221d63c5225055cb293170e7f828eeb2fa1cc53cd37b3609&width=414)
Este lunes, la periodista Rosa María Mateo tomó posesión como administradora única de RTVE, un cargo cuya provisionalidad le obliga a tomar decisiones con rapidez. En su breve discurso en el Congreso de los Diputados avanzó de manera muy clara cuáles eran sus prioridades. Se comprometió a recuperar la credibilidad informativa y a conseguir una radiotelevisión pública plural e independiente. Y dio una pista sobre la manera en la que se proponía abordar tan ambicioso proyecto: contando con los profesionales de RTVE y especialmente con quienes han luchado durante años por hacer su trabajo conforme a inequívocos y estrictos criterios periodísticos.
No parece, a simple vista, un programa de acción revolucionario porque esa debería ser la función de todos los medios de comunicación y con mayor motivo si se trata de una corporación de titularidad estatal. Lo anormal, y también lo escandaloso, es que los principios de pluralidad, independencia y credibilidad hayan sido vulnerados tan reiteradamente durante tantos años en RTVE con la indisimulada complicidad del Gobierno del PP y de su grupo parlamentario, ausente a la hora de velar por la neutralidad de la radio y la televisión pública.
La primera y más significativa decisión adoptada por Mateo tras su nombramiento responde al compromiso adquirido en el mismo momento de asumir su cargo. El relevo en la dirección de Informativos de TVE y la fulminante destitución de José Antonio Álvarez Gundín, a quien los trabajadores han colocado en el epicentro de la censura y la manipulación en los últimos años, es en sí mismo una buena noticia. Y la designación para el puesto de la periodista de la casa Begoña Alegría, que encarna la lucha de tantos profesionales en favor de la independencia informativa, es una buena señal y abre la senda hacia la necesaria despolitización de la corporación.