Pediatras versus médicos de familia
Polémica por un reportaje sobre la falta de especialistas en atención primaria a niños y su importancia en la sanidad pública
Este periódico dedicó un amplio reportaje, el 11 de julio, a la situación de los pediatras de los centros de salud de España en época estival. El título era sumamente elocuente: España, el país de los pediatras agotados. Lo firmaba la redactora Sonia Vizoso y en él se explicaba que, debido a la escasez de estos especialistas, las vacaciones de verano suponen una sobrecarga de trabajo para los que se quedan, debido a la imposibilidad de encontrar sustitutos. El reportaje señalaba que los recortes sufridos en los últimos años por la sanidad pública han supuesto un grave deterioro de las condiciones de trabajo de estos especialistas que, si antes se decantaban por la atención primaria, ahora huyen de ella y prefieren trabajar en hospitales.
Además de recoger la opinión de pediatras y de alguna madre, el reportaje precisaba, al mencionar que la asistencia médica a los niños no está en manos de pediatras en todos los países de Europa: “Las asociaciones profesionales defienden que estar en manos de facultativos especializados redunda en una mejor salud de los pequeños”. Y recogía al respecto la siguiente declaración del vicepresidente de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, César García Vera: “Hay estudios que demuestran que se vacuna mejor y se usan más racionalmente los antibióticos”.
El reportaje ha molestado al Fòrum Català d'Atenció Primària (FoCAP), “una asociación de profesionales, fundamentalmente médicas, enfermeras y trabajadoras sociales, que tiene como objetivo defender y promover una atención primaria fuerte como eje de un sistema sanitario público, universal y de calidad”, explica en la carta que me ha enviado su presidente, Ana Vall-llosera. La misiva, firmada por otras siete integrantes de la cúpula de la asociación, señala:
“El artículo crea una alarma injustificada respecto a la atención de la población de edad pediátrica y resulta ofensivo para el 40 % de profesionales, en su mayoría médicas de familia, que están haciendo esta atención sin menoscabo de la salud de los niños y niñas atendidos por ellas, en condiciones de mayor precariedad laboral que las propias pediatras de atención primaria, a quién se reservan los mejores horarios y condiciones laborales".
"El modelo de atención a la población infantil en atención primaria debe abordarse desde la serenidad y la objetividad. La precariedad de la atención primaria es un hecho global que afecta a todos los profesionales (médicos de familia, enfermeras, pediatras, auxiliares, administrativos...) y se debe fundamentalmente a decisiones políticas que recortan progresivamente sus recursos y refuerzan constantemente el poder real y simbólico de los hospitales, construyendo un sistema sanitario cada vez más hospital céntrico. En este contexto las condiciones de trabajo en la atención primaria se deterioran y automáticamente se deteriora la calidad de la atención”.
"Es también un hecho que los especialistas en pediatría mayoritariamente desean desarrollar su actividad profesional en los hospitales, en consonancia con su formación que es casi exclusivamente hospitalaria. Así, es imposible que la atención a la población entre 0 y 15 años sea realizada en atención primaria por pediatras y, en este contexto, tampoco es deseable. Si tenemos en cuenta que en atención primaria los motivos de consulta se pueden clasificar en niños que no tienen ninguna patología; niños que presentan una patología leve, en general de vías respiratorias, aparato digestivo o locomotor, y los que presentan alguna patología de cierta complejidad, los motivos del primer grupo, que mayoritariamente son temas de puericultura, vacunaciones y consultas de orientación sanitaria, los puede resolver una profesional de enfermería con formación, los del segundo grupo pueden resolverse con la competencia de un médico de familia, y solo algunos de los del tercer grupo podrían necesitar y se beneficiarían realmente de una atención hecha por un pediatra. Así se hace desde hace años en países como Reino Unido y Portugal, sin que ello de lugar a peores resultados en la salud de la población pediátrica”.
Vizoso señala que en el reportaje no se cuestiona, por parte de nadie, la profesionalidad de los demás facultativos
La señora Vall-llosera concluye: “Por todo ello, el debate sobre el papel de la pediatría en atención primaria es pertinente y debe abordarse desde el rigor científico, el respeto a las profesionales y la responsabilidad social, lejos del alarmismo injustificado y del menosprecio a las profesionales de medicina de familia que emana en el artículo publicado y que atenta contra las normas de relación entre compañeros recogidas en el código deontológico de los profesionales de la medicina (capítulo VIII, artículos 37,38,41). Así, con serenidad, sin prejuicios y haciendo pedagogía entre la población, deberíamos abordar las siguientes preguntas: ¿podría ser el pediatra un consultor?; con mayor dotación y formación de las enfermeras y médicas de familia, ¿se podrían atender la mayoría de los problemas de salud de los niños?; ¿podrían las enfermeras atender la puericultura sin ningún pediatra al lado?; ¿podrían los pediatras atender a los lactantes cuando fuera necesario y a los niños más mayores con enfermedades complejas?”
La carta ha sorprendido a la autora del texto, Sonia Vizoso, ya que, precisa: “El reportaje pretende explicar las razones de la falta de pediatras en los centros de salud, una carencia que provoca protestas de los usuarios, especialmente en verano, pero también de la inmensa mayoría de las asociaciones profesionales. De hecho, el Foro de Médicos de Atención Primaria, constituido por el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España, la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria y la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, consensuó en 2016 un documento en el que defiende que las consultas de Pediatría (de 0 a 14 años) de los centros de salud deberían ser cubiertas por médicos con la especialidad de Pediatría. Esta organización exige medidas para que así sea y apela al cumplimiento del Real Decreto 137/1984 de 11 de enero sobre Estructuras Básicas de Salud y la Ley 14/1986 de 25 de abril General de Sanidad".
Vizoso añade: "El problema también preocupa en Cataluña. El sindicato Metges de Catalunya y la Societat Catalana de Pediatria de la Acadèmia de Ciències Mèdicas de Catalunya hicieron pública hace solo unos meses una encuesta sobre el déficit de pediatras y la sobrecarga de trabajo que estos sufren en los centros de salud. El estudio, según estas organizaciones, evidencia una ‘presión asistencial desproporcionada, que puede provocar un riesgo en la seguridad clínica del acto médico y un agotamiento inadmisible en los pediatras’.
Por último, la redactora precisa: “Es precisamente por ser esta posición tan mayoritaria en España por lo que el reportaje no incluye voces discrepantes como la que legítimamente mantiene el Fòrum Català d’Atenció Primària y que tendré en cuenta en próximos trabajos sobre el tema. Siento que el texto les pareciese “alarmista”, y “ofensivo” para los médicos de familia, pero se trata de testimonios y demandas largamente defendidas por las asociaciones médicas que en ningún momento cuestionan la profesionalidad de los demás facultativos. Esos colectivos simplemente sostienen que es mejor para los niños ser atendidos por un pediatra en su centro de salud, un modelo diferente, como se explica también en la información, al de otros países europeos. El documento sobre el déficit de pediatras que consensuó el Foro de Atención Primaria en 2016 hace referencia a ese asunto: “No cabe duda de que el médico no especialista en Pediatría que asume esa consulta hace un esfuerzo extraordinario para llevar a cabo un trabajo para el que ha recibido una formación no específica”.
Por mi parte, considero que el debate que plantea la señora Vall-llosera tiene gran interés. Pero debieran ser los propios médicos y las autoridades de Sanidad las que lo abordaran en primer lugar. De ese modo, los periodistas podrían hacerse eco de las distintas propuestas, y trasladarlas a la opinión pública.
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