La traición de hablar
El hecho de hablar con un adversario político es algo obligado en toda democracia. Porque si no es así, la democracia no existe al no haber debate entre los que piensan distinto. A la derecha española le parece que todo diálogo es traición porque eso le sirve para ganar votos dentro de un nacionalismo mal entendido. España es todo lo que encierra la piel de toro y no solo a aquellos que piensan de la manera única que han querido imponer desde siempre. Hablar con Quim Torra, el presidente de Cataluña, no conducirá a grandes éxitos. Lo sabemos todos, pero me pregunto si no tratarse con el vecino que tiene otras ideas distintas conduce a algo positivo, como hemos visto con el Gobierno de Mariano Rajoy. Si sus sucesores piensan igual que él está clarísimo que el desastre continuará sin remedio. Porque las heridas no se curan solas como ellos creen. Y son ya siglos para saberlo.— César Moya Villasante. Madrid.
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