Al saqueo en la guerra Siria se le llama “reamueblar”
Los saqueadores de viviendas justifican el pillaje habitual en los sueldos irrisorios


El saqueo de viviendas se ha convertido en una práctica habitual en la contienda siria. En él participan milicianos, paramilitares, yihadistas y uniformados de todos los bandos, unidos por el quebrantamiento del artículo 33 de la Convención de Ginebra. El pillaje sistemático de las zonas conquistadas ha alcanzado tal punto que los sirios han acuñado el verbo taafish (“reamueblar”), como neologismo para referirse al paso de los corsarios de guerra.
La mitad de la población siria ha huido de sus hogares tras siete largos años de guerra. Más de seis millones han sido desplazados internamente y 5,6 han buscado refugio en los países vecinos y en Europa. El cada día más numeroso ejército de desposeídos comparte una misma imagen en sus móviles: la de sus hogares saqueados. Lo hicieron los yihadistas del ISIS en Raqa, que acomodaron en las mejores villas a los radicales llegados de Occidente. Lo han hecho las milicias insurgentes (moderadas y radicales por igual) en cercos, zonas conquistadas e incluso en Idlib, última provincia del país a manos de grupos insurrectos en la que se impone Al Qaeda.
Esta semana, organizaciones defensoras de los derechos humanos han denunciado el saqueo y pillaje de tiendas, hogares y tierras por parte de las tropas turcas y las milicias del Ejército Libre Sirio aliadas que se afianzan en el norteño cantón kurdo de Afrin, invadido el pasado mes de marzo.
Los saqueadores se quejan de unos sueldos irrisorios —entre 40 y 150 euros mensuales según los bandos— y arguyen que han de llevar algo a casa “para contentar a sus mujeres”. Entre el botín se avistan frigoríficos, jarrones o las codiciadas alfombras que transportan sobre cochecitos de bebés.
El mes pasado varios seguidores de las tropas sirias se han sumado a las denuncias en las redes sociales del saqueo de la recuperada barriada de Yarmuk, al sur de Damasco. Justo antes de que el Gobierno anunciara la disolución de las Defensas Populares, que serán parcialmente reabsorbidas por las tropas regulares, así como una subida de sueldo de entre el 20% y el 40% para sus soldados.
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