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Sandra Bullock: “No es tan fácil hundirme”

La actriz supera sus fantasmas y regresa con 'Ocean's 8' y como abanderada del feminismo dentro y fuera de la pantalla

Sandra Bullock en el estreno de 'Ocean's 8' en Nueva York el 5 de junio.
Sandra Bullock en el estreno de 'Ocean's 8' en Nueva York el 5 de junio.ANGELA WEISS (AFP)
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Sandra Bullock lo ha probado todo. El éxito de sus comienzos con Speed o Mientras dormías se fundió con la amarga realidad de la muerte de su madre. En momentos de gloria como su Oscar en 2010 con The Blind Side: Un sueño posible aguantó lágrimas de rabia ante las humillantes infidelidades de su marido, del que se separó nada más acabar las celebraciones. Y su fortuna —está entre las mejor pagadas de la industria, con más de 36 millones de euros en 2013— también sufrió sus reveses, incluidas remodelaciones infernales que acabaron en juicio o negocios ruinosos. Estrella o no, Bullock no se ha bajado de esa montaña rusa que es la vida y a sus 53 años es dura de roer. “No es tan fácil hundirme”, declara en una entrevista a EL PAÍS. Por eso ha vuelto con Ocean's 8, número uno en su estreno en la taquilla estadounidense y su primer papel protagonista en tres años.

Además de actriz, Bullock es productora y tuvo los derechos de la novela de F.X. Toole Million Dollar Baby. Los estudios le dijeron que un drama sobre una mujer boxeadora no interesaba. El filme ganó cuatro oscars, entre ellos el de mejor película, con Clint Eastwood como productor y director. Un hombre. “Mi madre me crió de tal forma que no me di cuenta del sexismo de nuestra sociedad hasta tarde”, recuerda la estadounidense criada en Europa, hija de cantante de ópera alemana y músico estadounidense que trabajó para el ejército en los juicios de Nuremberg.

Cuando era niña, en su casa pasó de todo, recuerda: su primera muñeca fue negra. Una infancia idílica y diversa por la que acabó pagando. Su madre siempre le dijo que fuera original y fue objeto del acoso escolar cuando regresó a la escuela en EE UU.

Ahí fue cuando descubrió el arma que estos años ha hecho de ella quien es: su humor. La única que se tira por tierra es ella. Es su mejor mecanismo de defensa: “No soy vengativa. O quizá no tenga memoria. Sea lo que sea, me hace la vida más fácil”.

Cate Blanchett, Sarah Paulson, Helena Bonham Carter, Sandra Bullock y Mindy Kaling en el estreno de 'Ocean's 8' en Londres el 13 de junio de 2018.
Cate Blanchett, Sarah Paulson, Helena Bonham Carter, Sandra Bullock y Mindy Kaling en el estreno de 'Ocean's 8' en Londres el 13 de junio de 2018.David M. Benett (WireImage)

Ahora, en la alfombra roja y en la realidad, es un ejemplo del empoderamiento femenino junto a sus compañeras de Ocean's 8: Cate Blanchett, Anne Hathaway, Mindy Kaling, Sarah Paulson, Rihanna, Helena Bonham Carter y Awkwafina. Ocho mujeres en una saga que desde su concepción en los tiempos del rat pack y más tarde con George Clooney era ejemplo de hombría y masculinidad.

“Creo en el karma”, musita con picardía ante la recepción de su nueva película. El mismo sentimiento la sacude al escuchar el nombre de Harvey Weinstein. Durante años le tuvo miedo. Ahora celebra su caída donando medio millón de dólares al movimiento #MeToo. “Mi esperanza es que lo que ha comenzado no se quede en Hollywood”, desea.

Para Bullock lo verdaderamente importante está en casa: sus hijos Louis y Laila, de 8 y 6 años. “Son el centro de todo. Mi familia está completa”, reconoce. Ambos llegaron a su vida como ejemplo de lo que defiende: la adopción como forma de maternidad para quienes están solteras. Su madre le inculcó que no necesitaba un hombre. Aún así, probó el matrimonio. Contra todo pronóstico la novia de América, o más bien la chica de al lado, esa mujer guapa, vivaz e inteligente que de las listas de las más bellas o las más poderosas de Hollywood, escogió al chico malo de Jesse J. James. Duraron cinco años y su separación fue sonada.

Ahora se vuelve a hablar de boda. No ella. Lo dice la prensa del corazón, que ve un anillo de pedida vuelto del revés en su dedo. Bullock calla y sonríe, siempre sonríe. Se trata del fotógrafo Bryan Randall, siempre a su lado pero en un discreto segundo plano. La actriz de Gravity le ha descrito como el favorito de sus hijos y eso pesa mucho en su familia. Como asegura la intérprete, los grandes momentos de su vida siempre llegan cuando menos lo espera. Y la maternidad le está enseñando a ser más paciente. “Cuando dices mucho que no, se convierte en un hábito. Estoy aprendiendo a relajarme. Porque la vida es corta y todo va muy rápido”, resume abierta a ese poco de todo que le traiga el futuro.

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