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Gastronotas de Capel
Por José Carlos Capel
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GASTRONOTAS DE CAPEL

La cocina de Picasso

Una monumental muestra artística hilvanada con un brillante hilo argumental

PABLO PICASSO EN LA MESA / CAPEL
PABLO PICASSO EN LA MESA / CAPEL

“Picasso comía poco y bebía menos. Le gustaban las cosas sencillas, las ensaladas, los quesos y los pescados. Había convertido en hábito de vida el consejo que Don Quijote dio a Sancho: Come poco y cena menos que la salud del cuerpo se fragua en la oficina del estómago” nos comentó la conservadora del Museu Picasso Claustre Rafart, quien amablemente me acompañó durante la visita a La Cuina de Picasso. “Sin embargo, era un goloso gourmet, se pirraba por los pasteles y el chocolate”.

“Picasso lo guardaba todo”, prosiguió. “De los archivos del Musée National Picasso de París proceden estas facturas de tenderos, queseros y carniceros la mayoría fechadas entre 1930 y 1940 con los ingredientes que llenaban su cesta de la compra. Las verduras, las frutas, la leche, los huevos y el pan que consumía, también forman parte de los alimentos que ilustran su obra. Al parecer, los productos más costosos los reservaba para su primera esposa, la bailarina ucraniana Olga Khokhlova. De ahí la frase que se le atribuye: “Qué le vamos a hacer, a Olga le gusta el caviar y a mí la butifarra con judías”.

NATURALEZA MUERTA DE PABLO PICASSO
NATURALEZA MUERTA DE PABLO PICASSO

Justo en ese momento, nos encontrábamos en el último tramo de la exposición, poco antes de descender a la sala que alberga el espacio cedido a Ferrán Adrià donde el cocinero juega a establecer un diálogo entre el proceso creativo de Picasso y la creatividad de la cocina contemporánea.

Confieso que la visita a La Cuina de Picasso me ha entusiasmado. Más allá de su monumental fondo artístico me encantó su hilo argumental. Casi 200 obras procedentes de museos, instituciones y colecciones privadas sobrevuelan en torno a una perspectiva poco conocida de la vida del artista, la comida y la cocina.

Es imposible reflejar todos los perfiles de la cocina de Picasso en un relato expositivo” nos había comentado Rafart. “En el arranque inciden dos aspectos, lo cotidiano como parte de su vida y el influjo que tuvieron en Picasso las lecturas de los grandes clásicos de la literatura española, Cervantes, Quevedo, Lope de Vega. Cada sala contiene un relato cronológico y conceptual con el espacio culinario como referencia permanente. Por supuesto, destacamos los restaurantes que marcaron su trayectoria artística, cafés y bistrós, en la medida que congregaban a los bohemios y poetas de la época. Entre los más importantes Els Quatre Gats bar inaugurado en Barcelona 1897, donde se daban cita, entre otros Ramón Casas y Santiago Rusiñol, Rubén Darío, Isaac Albéniz, Enric Granados y Gaudí. Un lugar en el que Picasso toma contacto con las vanguardias artísticas y la modernidad. Eso a pesar de que desde el punto de vista culinario era un desastre. Como afirmó Josep Pla, sus platos eran pura ilusión. Pronto en Quatre Gats descubrieron el potencial artístico de Picasso, le otorgaron el rol que tenían asignado al gran diseñador Ramón Casas, y le encargaron el cartel del menú y después el del Plato del Día. De Barcelona a Paris otro local relevante en su vida sería el famoso Au Lapin Agile el cabaré más antiguo en la colina deMontmartre.”

Los comentarios con los que Rafart me iba ilustrando en cada sala me aportaban perspectivas inesperadas. Cada cuadro, dibujo o escultura suscitaba cataratas de comentarios por su parte. “En la obra de Picasso la cocina es un principio y un final con incidencias variables en las diferentes etapas de su vida”, me volvió a recalcar. “La mesa que se encuentra a la entrada del Museu emula las que existían en las casas de campo. Toda la exposición gira en torno a la mesa y la cocina. Observa cómo la mujer, tema central de la obra de Picasso, se integra en los bares a finales del XIX”.

NATURALEZA MUERTA
NATURALEZA MUERTA

De la mano de Claustre Rafart pasamos revista a cuadros significativos. De los prolegómenos del cubismo a su época azul marcada por el hambre y la escasez. “También hablan de cocina los cuadros de esta época, cuando no había nada que comer”, insistió. Disfruté con sus comentarios de no pocas naturalezas muertas, de las interpretaciones que me hacía de cada lienzo, del miedo latente de los periodos bélicos y de sus matices posimpresionistas con recuerdos de Matisse y Cézane en un lienzo determinado. Alegrías, miedos y privaciones al hilo de cada contexto histórico en la vida del autor.

En otro momento Rafart aludió a la Cocina cubista en relación con la banda de Picasso en Paris, aquella que formaban el poeta Guillaume Apollinaire, Andres Salmón y Machaco. Apollinaire era un gran gastrónomo y en 1912, publica un articulo en Le Passant en Bruselas en el que alude a la necesidad de crear una cocina moderna, texto que firmó como el Conde de Alma Viva. Al cabo de un año, volvió a publicar en la revista Fantasio donde insistía en diseñar una cocina cubofuturista que sería al antiguo arte culinario lo que el cubismo a la pintura antigua. Sin saberlo, estaban sembrado la semilla de la nouvelle cuisine que llegaría 60 años después. Lástima que la primera guerra mundial rompiese este ilusionante proyecto”.

NIÑO CON LANGOSTA, OLEO SOBRE TELA / CAPEL
NIÑO CON LANGOSTA, OLEO SOBRE TELA / CAPEL

Rafart me habló del distanciamiento que se produjo en el tándem que formaban George Braque y Pablo Picasso en su etapa cubista con motivo de la primera gran conflagración. Y en otra sala me descubrió las alusiones culinarias en las escrituras poéticas y teatrales de Picasso. “El genio del arte plástico también era un gran escritor”, me recalcó.

Me llamó la atención el dibujo que compró Eugenio Arias, su peluquero en Paris que dejó un museo privado en Buitrago (Madrid), su pueblo natal, que también aconsejo. En el dibujo aparecen toritos fritos a modo de chanquetes, en armonía con vino de Valdepeñas y porrón del Priorat, según afirma Picasso en la dedicatoria.

La exposición La Cuina de Picasso que recomiendo vivamente, descubre a Picasso como pintor, grabador, escultor, ceramista y autor teatral con el trasfondo permanente de la cocina. Facetas inabarcables de un genio universal. “Acuérdate de una cosa”, me comentó Rafart antes de despedirnos: “Picasso respetaba mucho los objetos. En su obra siempre hay segundas lecturas que trascienden a la primera realidad”.

Solo me queda felicitar a Emmanuel Guigon, director del Museu Picasso; a Claustre Rafart, conservadora de obra gráfica, y a Androula Michael, profesora titular de Arte Contemporáneo de la Université de Picardie Jules Verne, sin cuyas valiosas aportaciones no habría resultado posible está brillante exposición. Sígueme enTwitter: @JCCapel y en Instagram: jccapel

MENÚ DEL DIA DES QUATRE GATS / CAPEL
MENÚ DEL DIA DES QUATRE GATS / CAPEL
TORITOS FRITOS COMO CHANQUETES CON UN VASO DE VALDEPEÑAS Y PORRON DEL PRIORAT / CAPEL
TORITOS FRITOS COMO CHANQUETES CON UN VASO DE VALDEPEÑAS Y PORRON DEL PRIORAT / CAPEL
NATURALEZA MUERTA
NATURALEZA MUERTA
PICASSO ESCRITOR CON ABUNDANTES REFERENCIAS GASTRONÓMICAS / CAPEL
PICASSO ESCRITOR CON ABUNDANTES REFERENCIAS GASTRONÓMICAS / CAPEL
LA MESA COMO REFERENCIA PERMANETE DE LA EXPOSICIÓN / CAPEL
LA MESA COMO REFERENCIA PERMANETE DE LA EXPOSICIÓN / CAPEL
NATURALEZA MUERTA / CAPEL
NATURALEZA MUERTA / CAPEL
CARTEL / CAPEL
CARTEL / CAPEL

Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

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