El género en nuestra lengua
En mi doble condición de profesor de Lengua castellana y de escritor, asisto día sí día también a una polémica en torno al uso del género en nuestra lengua. Hay quienes se aferran al hecho de que, en efecto, el masculino en castellano es también genérico e inclusivo y que las palabras no tienen sexo, sino género, y quienes alegan que ello es el resultado de sociedades patriarcales en las que las mujeres estaban infrarrepresentadas y que al igual que se han producido cambios semánticos como resultado del desarrollo tecnológico y social, también en esta cuestión se debe reflejar su incorporación como miembros de pleno derecho. Ambos grupos están en lo cierto, por lo que habrá que hallar un punto de consenso en el que no se criminalice al castellano y que, al mismo tiempo, dé una respuesta positiva a la necesaria visibilidad de la población femenina. Desde luego, la cansina y reiterativa duplicación de género o la extravagante alternativa de inventarse nuevos morfemas, no parecen una solución razonable. En algún momento habrá que pasar de las descalificaciones y los juicios de valor a los remedios.— Juan Fernández Sánchez. Madrid.
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