Antonio Samarín, el quiosco rojo y sus sabrosos bocadillos marineros
Un curioso rincón en el puerto de Santa Cruz donde Samarín (hijo) también remata operaciones financieras en bolsa
Mi amiga tinerfeña Natalia Santos me lo había comentado hacía tiempo. “Hay un quiosco en la dársena del puerto de Santa Cruz, cerca del muelle, que prepara unos bocadillos súper sabrosos. Tiene fama el de carne mechada, pero el que me gusta de verdad es el de atún en adobo”.
El jueves pasado llegábamos al lugar tras zigzaguear entre naves y galpones gigantes. Eran las once de la mañana y nos encontramos con la barra prácticamente llena, rebosante de clientes que disfrutaban de bocadillos. Hicimos lo propio y solicité a Antonio Samarin, veterano patrón, sus dos especialidades más famosas, el de atún y el de carne. Ambos rotundos, suculentos, tamaño XXL, rellenos de guisos alegres en grasilla y condimentos, “food porn” en estado puro. Más adictivo el de atún con cebolla, tomate, mojo, comino y pimentón, como me había anticipado Natalia. Para beber, agua y un café barraquito, el típico con leche condensada, licor y canela, especialidad marinera muy parecida al asiático del Campo de Cartagena.
Mientras disfrutábamos de nuestro desayuno mi amiga me hizo una observación interesante. “Mira las estanterías del fondo. También venden recargas de gas para mecheros, papel higiénico, latas variadas, salsa de tomate, cartones de tabaco y jabones de aseo, necesidades de última hora para las tripulaciones. Entre risas y mordiscos aun tuve tiempo para dialogar con el veterano patrón, siempre risueño.
¿Cuánto tiempo llevan aquí? Desde 1971, unos 47 años.
¿Su horario? Desde las 5,45 h. de la madrugada hasta las 14,45h. de la tarde. Todos los días igual, de lunes a viernes, salvo que se nos acabe el pan. En esos casos cerramos antes.
¿Cuantos bocadillos venden cada día? No lo sé, no llevo la cuenta, un calderito de carne mechada de los que prepara mi mujer alcanza para 40 bocadillos, así que…
¿Más de 100? Sí, muchos más, mi hijo lo sabe, todos a 3,50 euros.
No contentos con la primera parte, aún nos atrevimos con un tercer bocata, el de tortilla de papas canarias con tomate fresco y orégano. El viejito nos miró con cara de incredulidad desde detrás de la barra. “¿Están seguros?”, nos preguntó asombrado. “Nuestros bocadillos son para hombres… Si se empeñan les voy a preparar uno con tortilla, queso y orégano”. Mordí con curiosidad y ni de lejos la gustosidad de los anteriores.
Cuando regresamos al recinto ferial donde se celebraba GastroCanarias comenté nuestra experiencia con José Carlos Marrero, organizador del evento, descubridor años atrás del quiosco rojo. “En ese lugar suceden cosas muy particulares”, me dijo. “Antonio Samarín, que está jubilado, pasa las horas detrás de la barra dialogando con sus clientes. Los guisos los elabora su esposa, pero el quiosco lo gestiona el hijo de ambos. Lo más curioso es que David Samarín es economista, un pequeño genio de las finanzas. Se empapa de la prensa económica cada mañana y compra y vende en bolsa con éxito. Lo hace desde su móvil con una aplicación que le permite rematar operaciones mientras despacha bocadillos, a la vez que se sienta en un taburete para lavar los platos en un mini fregadero que se encuentra alojado debajo de la barra. Raro, raro".
"Durante una de mis anteriores visitas me comentaron que habían llegado a vender en un solo día 50 cajas de cerveza de 36 botellas cada una, es decir, 1.800 botellas en una sola jornada cuando por aquí atracaban las flotas rusa, japonesa y coreana. Los guisos de atún y de carne mechada los prepara la señora madre. Su marido asegura que con 43 kilos de carne de vaca y otros tantos de atún (número que recuerda el Licor 43) le basta para preparar los calderitos necesarios para toda la semana”.
Por encima de cualquier otro detalle, su bocata de atún en adobo merece mucho la pena, se trata de una pista segura. Sígueme enTwitter: @JCCapel y en Instagram: jccapel
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