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CLAVES
Columna
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No sin Mujeres

Esta iniciativa es una muestra de que no siempre hay que esperar a cambiar las leyes para cambiar las cosas

Sandra León
Hélène Rey, profesora la London School of Economics, en su intervención en uno de los debates del Foro Internacional de Davos.
Hélène Rey, profesora la London School of Economics, en su intervención en uno de los debates del Foro Internacional de Davos. Faruk PinjHélène (World Economic Forum )

Negarse a participar en actos de más de dos ponentes en los que no haya ninguna mujer. Este es el compromiso de quienes han secundado No sin Mujeres, una iniciativa que en pocos días ha recopilado más de 500 firmas de adhesión.

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La iniciativa tendrá éxito porque nace y se aúpa en la ola feminista que está sacudiendo las relaciones de género en España y porque persigue un objetivo justo, como es el de corregir la infrarrepresentación de la mujer en la esfera pública. Pero además triunfará porque el formato en el que se lanza es inteligente y sabe explotar a su favor rasgos característicos de nuestro comportamiento individual, como que nos preocupe nuestra reputación o lo que está bien visto por los demás. Esta lógica es aplicable tanto a los que firman la propuesta como a los organizadores de eventos.

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Respecto a los primeros, la publicación en los medios de la lista inicial de adhesiones genera presión entre quienes se quedan fuera de la iniciativa. La lista obliga a posicionarse. Los más acabarán adhiriéndose porque simpatizan con la causa feminista. Otros lo harán para mantener su reputación (ser coherente públicamente con lo que se dijo o se hizo) o simplemente por deseabilidad social: hacer lo que se considera que socialmente está bien valorado.

Por otro lado, los organizadores de eventos sin mujeres ya han quedado en evidencia al recibir las primeras negativas a participar en nombre de esta iniciativa. La próxima vez probablemente preferirán evitar un desaire público y bien publicitado en los medios contando con mujeres desde el principio. A esto se le llama efecto disuasorio. Y es aquí donde el tamaño de la lista de adhesiones al No sin Mujeres importa, independientemente de las motivaciones de quienes la firman. Cuanta más larga sea la lista, más creíble será recibir una negativa si de entrada no se cuenta con mujeres. Y más grande el efecto disuasorio.

Esta iniciativa es una muestra de que no siempre hay que esperar a cambiar las leyes para cambiar las cosas. Basta con conseguir que arraigue una norma social. Que no haya vuelta atrás. Que cualquier acto sin la presencia de mujeres se convierta en algo inconcebible. @sandraleon_ 

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