Meghan Markle, una feminista en la corte de Isabel II
Enrique de Inglaterra revoluciona la familia Windsor con su boda del próximo sábado con una actriz afroamericana, divorciada que quiere ser la nueva Lady Di
Los príncipes ya no se casan con princesas. En las monarquías del siglo XXI ahora lo hacen con mujeres con reconocida carrera profesional. Tampoco importa que estén divorciadas o incluso que sean de diferente raza a la del novio. Meghan Markle reúne todas estas condiciones y, además incluye una novedad más: ha sido estrella de una de las series más populares de la televisión, Suits. Lady Di estaría orgullosa de la decisión tomada por su hijo menor Enrique, que el próximo sábado contraerá matrimonio con una actriz de 36 años, divorciada y mestiza. Una mujer que no responde al perfil que tiempo atrás se le supondría a la prometida de un príncipe perteneciente a una de las casas reales más tradicionales del mundo. Pero Enrique de Inglaterra forma parte de una generación de nobles que entienden que el deber y el amor son compatibles. Andrew Morton, autor de una biografía sobre Markle, ha llegado a decir: "Enrique está tan obsesionado con Meghan como Eduardo lo estuvo con Wallis Simpson".
Tendría que suceder una verdadera hecatombe para que Enrique llegara algún día a reinar. Por delante en la línea de sucesión tiene, además de a su padre, que a sus 69 años todavía sigue esperando, a su hermano Guillermo y a sus tres hijos. Pero aún así la llegada de Meghan Markle supone toda una revolución en la encorsetada familia real británica.
Algo parecido sucedió con la aparición de Diana de Gales en la familia real británica y con su muerte hace 20 años. Los cimientos de la institución se tambalearon y todos, la primera la reina Isabel, se dieron cuenta de que la monarquía si quería existir debía evolucionar. Así que en eso están los reyes del siglo XXI, buscando una razón para seguir existiendo. En Noruega, Dinamarca, Suecia y España los herederos no están casados con nobles. Tampoco lo es la reina de Holanda. Todas eran mujeres profesionales que llegaron a los palacios por amor. Meghan Markle además llega a la corte británica decidida a no ser un florero, dispuesta a tomar el relevo de Diana de Gales, tarea en la que está apoyada por Enrique. Ninaki Priddy, una de sus amigas, asegura que Markle quiere ser “la princesa Diana 2.0”.
Markle se declara feminista. Ya dio señales de ello en 2015. Acudió como invitada a un evento organizado por Naciones Unidas Step It Up For Gender Equality (Levántate por la igualdad de género) y pronunció un discurso muy aplaudido, en el que aseguró que su conciencia feminista se despertó cuando solo tenía 11 años. “En la época de la escuela elemental solíamos ver un show en la tele y de pronto apareció un anuncio de un detergente líquido para limpiar los platos con el siguiente lema: ‘Las mujeres en toda América están luchando contra las ollas y sartenes grasientas’. Dos niños de mi clase dijeron: ‘Claro, ahí es donde deben estar las mujeres, en la cocina’. recuerdo que me quedé en shock, estaba enfadada y también sentía que me habían hecho daño. Algo no estaba bien, había que hacer algo”, contó. Markle pasó a la acción y decidió escribir cartas a personas poderosas para denunciar el sexismo en la publicidad. Hillary Clinton respondió a aquella niña de 11 años que vivía en Los Ángeles para animarla en su denuncia. El fabricante del detergente rectificó.
A finales de febrero ya como prometida de Enrique aprovechó un acto de la Royal Foundation de los príncipes Guillermo y Enrique en el que también participó Kate Middleton para posicionarse nuevamente a favor del movimiento feminista. "Es interesante que cuando se habla de empoderamiento femenino se dice que hay que ayudar a las mujeres a encontrar su voz. Sin embargo no creo que las mujeres tengan que encontrar su voz, sino que ya tienen voz y solo tienen que sentirse empoderadas para usarla". Además, la exactriz también habló de los movimientos Times Up y Mee Too y aseguró que actualmente "vivimos en un momento único" en el que todos tienen que seguir apoyando a las mujeres, ya que "eso es lo que marca una enorme diferencia".
La pareja se conoció en julio de 2016 en Londres, en una cita a ciegas orquestada por una amiga común, Violet von Westenholz. Su primer viaje juntos fue a Botsuana (adonde Enrique había llevado ya a otras tres chicas). Ella entonces vivía en Toronto así que sobrellevaron la distancia con numerosos vuelos y muchas horas de Skype. El flechazo fue mutuo pero parece que Enrique tardó menos que Meghan en estar convencido de que quería pasar el resto de sus días con ella.
La transformación del hijo menor de Carlos y Diana en los últimos años, y más desde la llegada de Meghan Markle a su vida, ha sido muy grande. Lejos queda la imagen de un joven vestido con un disfraz de uniforme nazi o aquellas fotos con prostitutas en Las Vegas. Él se ha referido a esa época, como un periodo de confusión en el que tuvo que resolver asuntos del pasado como la muerte de su madre y que para ello recurrió a la ayuda de psicólogos. Superado ese tiempo de incertidumbre Enrique se presenta renacido y con Meghan a su lado gana adeptos entre los británicos. Ven en la pareja a los mejores embajadores del legado de Diana e Isabel II está encantada. ¿Quién le iba a decir a la soberana que una estrella de Hollywood y feminista formaría parte de su familia?
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