10 fotosCaperucitas que ya no se tragan el cuentoHay miles, sí, pero hoy, Día del Libro, te proponemos estos 10 escritos por mujeres (para todas las edades y todos los géneros) donde ellas han dejado de ser débiles y pacientes princesas, personajes secundarios o sumisas amantesIsabel Valdés23 abr 2018 - 08:28CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinBlueskyCopiar enlaceCuenta el prólogo del libro de Ángela Vallvey que las cenicientas, caperucitas y sirenitas que pasean por las calles de nuestras ciudades y pueblos ya no se tragan el cuento de que las mujeres deban coronarse consiguiendo a un príncipe para sentirse plenamente realizadas como seres humanos. En esa transformación social, la autora ha cogido los clásicos y los ha sacudido hasta las costuras para crear un nuevo imaginario social acorde con un mundo que, por fin, empieza a dejar de creer en las medias naranjas, los finales felices obligados y el amor romántico. Un mundo también consciente de que nacer mujer todavía es nacer en desventaja. En el nuevo universo de Valley hay caperucitas tall (o sea: altas), una Reina de las Nieves que ataja el cambio climático y la indiferencia de quienes lo provocan y una sirenita que acaba teniendo claro qué no está dispuesta a dejar escapar y a qué quiere renunciar.Ilustración de Javiér Pérez Prada ((Arzalia Ediciones, 2018))Culorrojo es el nombre de uno de los cuentos de este libro, y también el odioso apodo que druante el primer año de instituto le ponen a la protagonista en el momento exacto en el que le viene la regla por primera vez. Ocho ilustradoras ponen color a ocho pequeñas historias escritas por Sara Cano: momentos que todas las mujeres han tenido, que marcan (normalmente de forma negativa) y que cuando ocurren pueden llegar a convertirse en un infierno para una adolescente. La menstruación, las expectativas, el cuerpo... Explica Cano en el prólogo de este libro, en el que el 5% de los ingresos de venta irá destinado a InteRed, que el objetivo no es otro que la sororidad y la igualdad de género como hilo con el que se teja el futuro, y que el futuro sea, de una vez por todas, también femenino.Ilustración de Amaia Arrazola ((Nube de tinta, 2018))Hay un montón de cosas de las que no se hablan abiertamente o no tan abiertamente como se debería: por vergüenza, por educación, por norma. La menopausia es una de ellas y Francine Oomen estaba cansada de tanto reparo. Francine se desarregla es una memoria gráfica, y divertida y sin pudor alguno, sobre ella. Las dos solapas del libro presentan a dos mujeres. La primera es Oomen: ”Soy Francine Oomen. Hasta mis 52 años fui madre, hija, amante, exitosa autora de libros infantiles y hábil malabarista, capaz de mantener todos mis platos en el aire bastante bien, hasta que uno tras otro fueron estrellándose contra el suelo. Solo me quedaba una opción: dejarlo todo y declararme en barbecho. Y eso fue lo que hice. Este libro es la historia de esa experiencia”. La otra es Arpía: “Soy Arpía. Vivo en la cabeza de Francine. Ella me llama su explotadora interior, pero siempre me he he encargado de que sobreviviera razonablemente bien. La he guiado a través de aguas turbulentas y durante muchos años he conseguido mantenerla en lo más alto de sus capacidades. Después de que cumpliera los 52 años, no me bastó con blandir el látigo de vez en cuando. No había forma de hacerla remontar. Me cansé de ella. Y ella de mí, según tengo entendido. Este libro es el relato de lo que nos sucedió”. Con o sin menopausia, te quede mucho o poco (o no te vaya a tocar nunca, hombre) el viaje por las páginas de este desarreglo merecen la pena.Ilustración de Francine Oomen ((Ediciones B, 2018))Se han dicho muchas cosas de los Monólogos de la vagina de Eve Ensler: que es una biblia para las mujeres del siglo XXI, que quien lo abre ya no puede volver a pensar igual respecto al sexo, el cuerpo femenino o la mujer en sí misma. La obra ha sido traducida a 45 lenguas y ha sido representada teatralmente en 112 países. Ensler (nacida en Nueva York en 1953, dramaturga, activista, feminista e intérprete) hizo más de 200 entrevistas para pergeñar este volumen que debería estar en todas las mesillas de noche -incluso por duplicado si hay dos mesillas de noche- porque, al final, la autora no habla más que de la vida, la de verdad, la que durante mucho tiempo se ocultó pudorosa. Ella la liberó.(Ediciones B, 2018)Entre Policarpa y Bastardilla hay más de dos siglos de diferencia en un mismo país, Colombia. La primera, Policarpa Salavarrieta, La Pola, pasó a la historia como una heroína de la independencia de Colombia, a principios del siglo XIX, se encargaba de conseguir dinero, pasar información y estar atenta a nuevos talentos para la revolución. Acabó en el patíbulo el 14 de noviembre de 1817, hoy ese es el Día de la Mujer Colombiana y su efigie está en sellos y monedas. Bastardilla, la segunda, vive hoy en Bogotá, y no se sabe su nombre real pero sus enormes murales están en ciudades de todo el mundo; esta artista urbana se niega a dar su nombre porque quiere centrar la atención en su obra. La elegida para ilustrar Mujeres radicales del mundo es una de sus pinturas más conocidas y con más fuerza, una indígena que sujeta el tejado de una casa mientras lleva dos bebés colgados y, cuenta la autora del libro, Bastardilla recuerda así que las mujeres cargan con el peso del mundo y, además, con la promesa del futuro. Ellas son solo dos de las más de 40 mujeres que aparecen en un libro que comienza con un “¿de dónde y sobre quién quieres aprender?”.Ilustración de Miriam Klein Stahl ((Capitán Swing, 2018))Nunca se conformó con lo que le daban, con lo que se suponía que tenía que hacer o con lo que debía solo por ser mujer. Elizabeth Jane Cochran nació en 1864 en Cochran’s Mills (Pensilvania, Estados Unidos) y murió en Nueva York, 58 años después. Quien la recuerda lo hace bajo el nombre de Nellie Bly, el pseudónimo que usó durante toda su trayectoria profesional: pionera en el periodismo de investigación y una de las primeras corresponsales de guerra, escritora, feminista y aventurera. Fue libre en cada lugar que pisó: México, donde fue corresponsal, varios países de Europa, donde cubrió la Primera Guerra Mundial y la Convención de 1913 y unas cuantas decenas más cuando, en 72 días, dio la vuelta al mundo. Este libro es la única recopilación impresa de los escritos de Bly, sus obras más conocidas, artículos de opinión y reportajes que hacen un dibujo perfecto de una perspectiva que, siglo y medio después, todavía sirve para entender el mundo de hoy, y el de ayer.(Capitán Swing, 2017)Rosa Moncayo nació en Palma de Mallorca en 1993, estudió Administración de Empresas y con 20 años hizo la maleta y se fue con una beca a Corea del Sur. Ahora es analista de datos en una multinacional y Dog Café, su primera novela, es la historia de un nacimiento, una casi muerte y una resurrección. Empieza así, con una nueva vida, en 1993: “Existo porque mis padres tuvieron relaciones sexuales en el mar Mediterráneo. El día de mi nacimiento inundaron de felicidad los pasillos del hospital, al parecer venía de nalgas y con el cordón umbilical enrollado alrededor del cuello; podría haber dejado de existir prematuramente”. 173 páginas después, esa misma bebé que llegó de nalgas ya ha entrado en la veintena y le ha dado tiempo a sudar, sufrir e hibernar. La historia de Dog Café puede ser la historia de casi cualquiera, por eso las páginas pasan rápido, más o menos, lo que tarda un AVE Madrid-Málaga.Ilustración de Jorge Primo ((Expediciones Polares, 2017))En pleno siglo XVII, Margaret Cavendish, duquesa de Newcastle, tocó la política, las ciencias y las letras. Nació en 1623, publicó diez libros de filosofía, casi una veintena de libretos teatrales y fue la primera mujer en ser recibida en la Royal Society de Londres; con honores, en 1674, fue enterrada en la Abadía de Westminster. Se negó a firmar con pseudónimo y este mundo resplandeciente ha sido frecuentemente considerado como embrión de una ciencia ficción que tiene como madre oficial a Mary Shelley, ya en el siglo XIX. The Blazing World, que es su título original, es un universo tan extravagante como hondo, más allá de estilos o reglas y sin que medien las etiquetas. Un mundo resplandeciente es una realidad que Cavendish creó por y para ella y por y para todos aquellos que quisieran entrar. Un mundo de paz y filosofía, donde reina una emperatriz y donde no están permitidos los “usurpadores”. No es un libro fácil, ni ligero, ni ordenado. Pero es un imprescindible de la literatura escrita por mujeres que ha tardado cuatro siglos en ser traducido al español.Ilustración de Thomas Barwick ((Siruela, 2017))En las páginas de Intrépidas’ están las historias de 25 exploradoras, pero su autora, Cristina Pujol, está convencida de que existen muchas más. A veces porque la historia las obvia, a veces porque no quedan registros escritos o incluso porque ellas mismas tenían que ser invisibles para poder llevar a cabo sus viajes sin ser frenadas por una sociedad que retenía a la mujer entre ollas que llenar, suelos que fregar y bocas que alimentar. Annie Londonderry, que recorrió el mundo en bicicleta, Marianne North, que visitó cinco continentes con su caballete a cuestas y descubrió varias especies de plantas o Rosie Swale Pope, que dio la vuelta al mundo corriendo durante cinco años, son algunas de las historias de un libro que es un pequeño tesoro con el que descubrir, al menos, 25 nombres y por qué no, despertar la curiosidad por averiguar más.Ilustración de Rena Ortega ((Pastel de luna, 2018))Laura Bates acaba de entrar en la treintena y su Sexismo cotidiano ya se ha colado como uno de los libros de base del feminismo de este siglo; tal vez porque lo que guarda en sus páginas es la historia nuestra de cada día. En 2012, Bates abrió Everyday Sexism, una web en la que se iban acumulando despropósitos, agravios, conflictos y pequeños y grandes roces surgidos del machismo. Estudiantes universitarias que cuentan que no conocen a ninguna chica a quien no hayan toqueteado o metido mano sin su consentimiento, treintañeras a las que se les dijo “no” a un contrato porque tenían riesgos elevados de quedarse embarazadas o chicas con hermanos de 13 años a los que han escuchado, junto a sus amigos y merendando en casa, clasificar a sus compañeras de clase en tres categorías: “frígidas”, “putas” y “me gustaría violarla”. Son solo algunas de las historias que el año pasado, cuando la web superaba los 150.000 testimonios, la autora británica decidió recoger en Sexismo cotidiano. Cualquier mujer que abra el libro, más bien antes que después, se encontrará en él.Ilustración de Juan Darien ((Capitán Swing, 2017))