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El memorial de la esclavitud reabre heridas en Portugal

Descendientes de africanos, autoridades e historiadores se enzarzan en torno a un museo

Tráfico de esclavos. Grabado de Rollet, a partir de un cuadro de George Morland (1763-1804).
Tráfico de esclavos. Grabado de Rollet, a partir de un cuadro de George Morland (1763-1804).

Portugal fue el primer Estado del mundo en comerciar con esclavos desde África. Fue entre 1450 y 1900; pero los recuerdos llegan hasta hoy. La última mujer que había sido esclava falleció en Lisboa en 1930. La asociación portuguesa de afrodescendientes DJASS ha conseguido que su proyecto de un memorial de la esclavitud sea uno de los más votados (1.176 votos) del Presupuesto Participativo del Lisboa.

La idea de la asociación consiste en un memorial en el centro de la ciudad, en la ribera del río, con el fin de “reconocer el papel de Portugal en el comercio de esclavos, la resistencia de las poblaciones africanas, y que aborde los efectos de este comercio en la existencia del racismo actual”. Cuenta con presupuesto, 100.000 euros, y fecha de ejecución, antes de 2020; sin embargo al Ayuntamiento, promotor del presupuesto participativo, no le gusta mucho la idea ganadora. Prefiere crear el Museo de los Descubrimientos y que en una de sus salas se recuerde la esclavitud.

En cinco siglos, Portugal mercadeó con más de 11 millones de africanos, asiáticos y americanos. Si fue uno de los pioneros en el negocio, también dice ser uno de los primeros que abolieron la esclavitud. Oficialmente, el rey João I la prohibió en 1761, pero solo en la metrópoli y en las Indias; aunque en realidad, más que prohibir, no permitió nuevos esclavos en esos territorios. Los activistas afrodescendientes, los munícipes y los historiadores están muy divididos; para los primeros, un museo de tales características escondería una vez más el negocio de los negreros portugueses; para los segundos, entraría en un museo, aunque solo sería una parte de él, la parte oscura, de aquellos siglos brillantes. Los historiadores también se dividen entre los que acusan al Ayuntamiento de querer esconder una vez más la historia crítica y los que, por otro lado, recuerdan que en la colonia portuguesa en África nunca hubo revueltas contra la esclavitud y que, por tanto, hablar de la resistencia de los pueblos también distorsiona la historia. Sea cual sea la solución final, va a seguir dando que hablar.

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