21 fotosLa megaciudad de refugiados rohinyás que ha brotado en BangladésKutapalong tiene más habitantes que la capital de Finlandia en un territorio que es algo más grande que Melilla. Así viven los refugiados que han huido de BirmaniaNaiara Galarraga GortázarCox´s Bazar - 13 abr 2018 - 15:26CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceUn grupo de mujeres y niños rohinyás espera ser atendido en un consultorio de Acción Contra el Hambre en el campo de refugiados de Leda.K. M. ASAD (UE / ECHO)Un grupo de refugiados traslada los residuos de las letrinas del campo de Unchiprang para su reciclaje mediante un programa de la ONG Solidarités. Hay unas 40.000 letrinas para más de 800.000 acogidos.K. M. ASAD (UE / ECHO)Una rohinyá en el campo de Kutupalong (Bangladés).K. M. ASADUn niño recoge ramas para cocinar en el campo de refugiados de Kutupalong. Los rohinyás deforestan cada día el equivalente a cuatro campos de refugiados. Las agencias internacionales buscan combustibles alternativos.K. M. ASAD (UE / ECHO)Una rohinyá recoge en un centro de distribución de comida del Programa Mundial de los Alimentos la ración mensual de su familia.K. M. ASAD (UE / ECHO)Una niña recoge el saco de arroz que corresponde cada mes a cada familia rohinyá en los campos de refugiados de Bangladés.K. M. ASAD (UE / ECHO)Un grupo de hombres rohinyás recién huidos a Bangladés desde Myanmar espera en el centro de tránsito de Acnur en el campo de Kutupalong.K. M. ASAD (UE / ECHO)Un grupo de mujeres rohinyás recién huidos a Bangladés desde Myanmar espera en el centro de tránsito de Acnur en el campo de Kutupalong.K. M. ASAD (UE / ECHO)Un paciente en el hospital que gestiona la Cruz Roja en Kutipalong. Es el único que puede hacer cirugía mayor 24 horas al día 12 días a la semana. Un ruso es el único cirujano que tiene en este momento. Hay también un centenar de dispensarios.Una niña recoge agua en una de las fuentes instaladas en los campos de refugiados. Existen unos 4.000 pozos de agua potable para los más de 800.000 acogidos.K. M. ASAD (UE / ECHO)Una refugiada rohinyá en un campo de refugiados de Bangladés. Buena parte de las mujeres de esta minoría musulmana visten el niqab, que solo deja a la vista los ojos.K. M. ASAD (UE / ECHO)Dos refugiadas recogen las raciones mensuales de sus familias en uno de los centros de distribución del Programa Mundial de los Alimentos.K. M. ASAD (UE / ECHO)Uno de los comedores colectivos donde Acción contra el Hambre da de comer a 6.000 refugiados al día. Llegaron a alimentar a 60.000 diarios antes de que comenzara la distribución de alimentos.K. M. ASAD (UE / ECHO)Una refugiada rohinyá en Bangladés.K. M. ASAD (UE / ECHO)Cubos colocados por los refugiados ante una fuente en el campo de Jadimura para guardar cola hasta que haya suministro de agua, que suele ser dos veces al día.K. M. ASAD (UE / ECHO)El 55% de los 700.000 refugiados que han llegado desde Myanmar a Bangladés son menores. Solo un 3% son ancianos.K. M. ASAD (UE / ECHO)Uno de los acogidos en los campos de refugiados de rohinyás de Bangladés.K. M. ASAD (UE / ECHO)Una rohinyá acude a hacer la compra a una de las tiendas que el programa Mundial de los Almentos ha abierto. Cada familia recibe un tarjeta con una asignación de la ONG y pueden elegir qué comprar entre los 19 productos básicos que se ofrecen.K. M. ASAD (UE / ECHO)Una rohinyá que acude a hacer la compra a una de las tiendas que el programa Mundial de los Almentos ha abierto. Cada familia recibe un tarjeta con una asignación de la ONG y pueden elegir qué comprar entre los 19 productos básicos que se ofrecen.K. M. ASAD (UE / ECHO)Un grupo de mujeres y niños espera ser atendido en un centro sanitario en el campo de refugiados de Leda.K. M. ASAD (UE / ECHO)Un niño con un recipiente de ayuda donada por ECHO, la agencia humanitaria de la Unión Europea.K. M. ASAD (UE / ECHO)