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Tentaciones

Así se hizo la portada de 'Fariña', el libro prohibido sobre el narcotráfico

Hablamos con el diseñador gráfico Artur Galocha, encargado de la imagen del libro de Nacho Carretero, en el que se basa la serie de Antena 3

Cuando hace tres años, el periodista Nacho Carretero publicó Fariña (Libros del KO) nadie podía imaginar que su exhaustivo y profundo análisis sobre la historia del narcotráfico gallego acabaría siendo secuestrado y retirado de las librerías por una orden judicial. Tras diez ediciones, el libro se ha convertido ya en un texto de culto y su impacto se ha amplificado en las dos últimas semanas tras el estreno de su adaptación televisiva.

La portada de Fariña ha sido una de las imágenes más retuiteadas y compartidas en redes sociales de las últimas semanas. Se ha convertido, de algún modo, en una imagen de denuncia y en un símbolo de la lucha por la libertad de expresión. Su autor es Artur Galocha, un diseñador gráfico e infografista gallego que lleva tiempo en el mundo editorial y periodístico de ámbito nacional, en la actualidad es el director de arte de las revistas Retina y Líbero, y que trabaja habitualmente con el diseño de los libros de la editorial.

Hablamos con él sobre el proceso de creación de la portada y los gráficos del libro, los materiales y referencias que le sirvieron como inspiración, y también de libertad de expresión en el mundo artístico.

¿Cómo te ofrecieron hacer la portada del libro?

Trabajo desde hace unos cuatro o cinco años de forma regular con Libros del KO. En 2014 ya había hecho unas cuantas portadas para ellos y cuando estaban preparando en libro no dudaron en contar conmigo, porque era gallego y la historia me era familiar y, quiero pensar, porque les gustaban las portadas que hacía para ellos. 

De qué forma planteas el primer acercamiento al universo literario que propone Nacho Carretero.

Antes de que Nacho (Carretero) hubiese acabado el libro, Emilio (Sánchez Mediavilla), el editor de Libros del KO, me mandó los tres primeros capítulos y pude ver por dónde iba la historia. En aquel momento no tenían definido el título y estaban barajando opciones. A la hora de hacer una portada conceptual es importante saber el título porque el juego entre texto e imagen es fundamental. Así que preparé algo corriendo sobre una idea de Emilio, que jugaba con la Operación Nécora, para incluir en los catálogos de 2015. No era una idea muy trabajada, así que seguí dándole vueltas. Además sentía la presión de un libro genial y que me vincula a mi tierra. No quería cagarla, básicamente. 

¿Cómo llegas a la portada final? ¿Tuviste algún intento previo que nos pudieras mostrar?

Lo primero fue lo de la nécora, que muchos gallegos me han felicitado estos días por haberla descartado. Fue un proceso largo encontrar una idea que me gustase y encajase bien. Ya con el título de Fariña definido fue algo más fácil, pero encontrarle una solución a este tipo de ilustración que juega con conceptos es muy jodido. Se te puede ocurrir una idea genial en el momento en el que te dicen el título o tardar semanas. Se me atascó un poco, pero vi una portada diseñada por Gabriele Wilson en un artículo del New York Times, que seleccionaba las mejores portadas de libros de 2014, en el que las letras del título y autor reposaban sobre tierra. Así que se me ocurrió hacer lo mismo sobre cocaína. Compré un paquete de harina y con él en la mano vi claro lo del fardo. Como es similar a la forma de un libro decidí convertir todo el libro en un fardo.

Esto se cargaba el diseño de la colección, que muchas editoriales respetan siempre, pero como la libertad en Libros del KO es total, tiré para adelante. Quise hacerlo con el paquete de harina, así que lo forré con papel craft y cinta adhesiva marrón, la de embalar, al estilo de los fardos que encontré en fotos de incautaciones. Le hice una raja al estilo de las películas para que se viese el contenido, y sobre esa harina que se veía quería poner el título. Le saqué una foto, pero la forma del paquete, que se redondeaba por los lados y era irregular, me complicaba adaptarlo a la forma del libro. Así que forré un libro del mismo formato y lo escaneé.

Ya con las dos imágenes, me puse a fusionarlas y editarlas con Photoshop para que fuesen una sola. En el proceso me vinieron a poner el ADSL y el técnico vio el paquete de harina con un cuchillo al lado y lo miraba desconcertado. Me di cuenta y le expliqué qué era y el pobre respiró tranquilo. Cuando ya tenía casi acabado todo, pero a falta de unos retoques, me rompí los dos codos en una Bicimad. Era finales de junio y por este percance el libro tuvo que esperar a que estuviera del todo recuperado a finales de agosto. Quizá el éxito del libro se deba a ese retraso (risas).

La tipografía elegida para la contraportada del libro también tiene su propia historia, ¿no?

Para que siguiese pareciendo un fardo de los 80 se me ocurrió poner tanto el nombre de Nacho en la portada y la sinopsis en la contra, como si fuesen dos pedazos de papel recortados y pegados sobre el fardo. Al principio lo hice a mano pero tengo una letra horrible y pensé que para adaptarlo a la época debía ser a máquina de escribir. Así que cogí una Olivetti Lettera 32 que tenía por casa, compré tinta y escribí el texto de la contra y el "Nacho Carretero" y lo pequé al fardo. En 2017, Círculo de Lectores, compró los derecho de publicación y querían cambiar la contra. Tuve que borrar el texto de la máquina de escribir y buscar una similar que la imitase para que ellos pudiese editarla. Una locura de retoque.

También eres el responsable de las infografías, ¿cómo fue tu trabajo? ¿en qué te inspiraste?

Emilio me mandó un par de mapas que había hecho a mano Nacho indicando de dónde era cada uno de los clanes, tanto los de los 80 como los que siguen hoy en día en activo. Además decidimos hacer uno de localización con todo el mapa de Galicia indicando las rías, los pueblos y ciudades que se nombran en el libro. Quedamos un día para comer, junto al editor, y Nacho me explicó cómo era el proceso de alijar la droga y les propuse hacer una gran infografía, con un mapa del mundo que uniese Colombia con Galicia.

Libros del KO ya había jugado con las fajas y les propuse hacer una. En parte porque era un buen lugar donde poner el subtítulo del libro (”Historia e indiscrecines del narcotráfico en Galicia”), que ensuciaba mucho la portada, y porque las fajas normalmente se tiran y queríamos darle contenido que apeteciese guardar. Además, incluimos una infografía de cómo eran las planeadoras de los narcos, con información sacada de La Voz de Galicia y Faro de Vigo, y algunas frases de ellos como el “porque soy una persona pacífica, si no os mataba a todos” que Sito Miñanco le dijo a los instructores de la Operación Nécora. Esa faja nos sirvió para ir poniendo el número de las sucesivas ediciones sin manchar la portada.

Aunque eres joven para haber vivido esta época, seguro que te han llegado relatos o te han contado cosas de la época que abarca Fariña. 

Yo nací en 1983 y el punto álgido llegó en 1990 con la Operación Nécora. Guardo algunos recuerdos muy difusos, pero sí recuerdo las jeringuillas en el parque de al lado de casa, el narquito del instituto que se bajaba a Cambados, primero a por hachís y después a por algo más, y sobre todo ese estigma cuando sales de Galicia de que te pregunten si tienes farlopa. Recuerdo a un amigo de instituto que cuando se metía en alguna pelea en una discoteca de la costa decía que era sobrino de los charlines. Un flipaó que tuvo suerte de que no le partiesen la cara.

Tengo que preguntarte por el secuestro... Es inevitable.

El secuestro tiene dos visiones. La repercusión alcanzada (aunque ya iba por la décima edición) ha sido mayor. Y eso ha llevado a que en Salvados le pregunten a Feijóo por unas fotos y una amistad que en el resto de España estaban casi olvidadas. Y, después, para el éxito de la serie. Pero para Libros del KO es una putada. Es una editorial de un grupo de locos soñadores que apostaron por los libros de crónica periodística después de los despidos en prensa de la crisis de 2008. Y Fariña se convirtió en estos dos años y pico en el más exitoso de su catálogo (que es una maravilla) y estaba funcionando muy bien. Con el secuestro no pueden vender libros, que es su negocio, y eso es un hachazo brutal, porque sale la serie en la tele y llega a gente que no llegaría al libro de otra forma. Es un momento horrible para que no puedan vender Fariña, porque está todo el mundo preguntando por él. 

Como creador, ¿crees que estamos viviendo un mal momento para la libertad de expresión?

Creo que estamos en un punto de inflexión. Pero sí, es un momento en el que todo el mundo se ofende. Y no está mal que la gente se ofenda, hay ciertas expresiones artísticas que se basan en eso, en ofender para mover conciencias, llevarlo a límite, pero de ahí a tomar ciertas medidas como la cárcel o multas cuantiosas hay un mundo. En el caso del libro es todo un poco absurdo. El señor que denunció había pasado desapercibido y todo lo que se dice en el libro son hechos probados. Pero ahora todo el mundo lo conoce, sabe lo que hizo y la repercusión del libro ha crecido. No entiendo entonces la finalidad de la movida. Espero que acabe pronto y se pueda volver a vender Fariña. 

Y, ¿la serie de tele? ¿la estás siguiendo?

Sí, me está gustando mucho. El hecho de que fuera de Antena 3 me daba algo de miedo, pero Bambú, una productora gallega, ha hecho muy buen trabajo. Y los actores, que en Galicia conocemos desde siempre pero fuera son poco conocidos, están todos genial. Y los acentos, la fotografía, los detalles de realidad… A ver hacia dónde va la serie, pero pinta muy bien. Además han utilizado la gráfica del libro en la apertura y los créditos y toda la identidad de la serie, así que yo más que contento.

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