Omnipresente móvil

El teléfono móvil ha revolucionado la forma de comunicarnos, ha propiciado cambios de gran calado en el ámbito económico, cultural y social, y ha abierto también un horizonte de oportunidades que hace apenas una década parecían inimaginables. El móvil se ha colocado en un lugar preeminente en la sociedad contemporánea, como demuestra el hecho de que más de 5.000 millones de personas usan la telefonía celular cotidianamente. Hoy en día hay incluso más tarjetas SIM personales (7.800 millones) que habitantes en el planeta (7.600 millones).

Por su propia naturaleza, la del móvil es una industria que está en constante proceso de innovación. Los avancen punteros se han exhibido estos días en el Mobile Word Congress celebrado en Barcelona. Pese a la incertidumbre política derivada el enquistamiento soberanista de Cataluña, la feria del móvil más importante del mundo ha acogido a 107.000 asistentes, prácticamente el mismo número que hace un año.

Este foro ha facilitado a fabricantes y operadores de redes exponer sus propuestas para un futuro inmediato. La estrella ha sido la quinta generación de los teléfonos inteligentes (5G), que permitirá la transmisión de datos a alta velocidad y generará una nueva mutación tecnológica, dominada por la inteligencia artificial y la realidad virtual. Sus aplicaciones en medicina, educación o transporte son difíciles de calibrar, pero todo apunta a que el llamado Internet de las cosas contribuirá a transformar la manera en que vivimos y trabajamos.

Además de contribuir al crecimiento económico, la industria del móvil desempeña un papel decisivo en el desarrollo social. La Administración debe velar para que no se profundice la brecha tecnológica y garantizar, en igualdad de condiciones, el acceso de todos los ciudadanos a las redes de datos que se avecinan.