Por qué se llevan mal las actrices de ‘Sexo en Nueva York’
Las protagonistas de la famosa serie de Carrie Bradshaw nunca fueron amigas
“Quizá nuestras amigas son nuestras almas gemelas y podemos dejar que los hombres sean solo gente con la que divertirnos”, la frase era de Carrie Bradshaw en un capítulo de Sexo en Nueva York después del enésimo desengaño amoroso de su protagonista.
Hay muchas razones por las que la serie protagonizada por Sarah Jessica Parker y estrenada en 1998 fue revolucionaria en la historia de la televisión. Pero, sobre todo, sería la manera en la que retrataba la amistad entre cuatro mujeres ya adultas. Los romances de Carrie, su eterno dilema con Mr. Big no eran más que el macguffin, ese elemento que inventó Hitchcock para hacer avanzar la trama pero que no es realmente relevante. Lo que de verdad importaba en Sexo en Nueva York eran las salidas y entradas de estas cuatro mujeres, sus revelaciones delante de un brunch. Y, confundiendo realidad y ficción, se creyó durante mucho tiempo que esa amistad saltaba de la pantalla a la vida real. Sin embargo, tras meses de rumores de las relaciones, Kim Cattrall, que interpretaba a Samantha, le dijo alto y claro en internet a Parker: “No eres mi amiga”.
Según un libro nunca publicado de Clifford Streit, el hombre que inspiró el personaje de Stanford en la serie, las tensiones entre Cattrall y Parker empezaron enseguida cuando se dieron cuenta de que la primera era “una cómica natural, y una robaescenas”. Y Parker veía su protagonismo amenazado y, según justificaba un artículo de Page Six, ese habría sido el desencadenante de aislar progresivamente a Cattrall en los rodajes.
Según Kim Cattrall, la relación era “tóxica” y, aunque nunca ha sido señalada directamente por sus excompañeras de reparto, cuando cada una de la dos películas que se hicieron tenía algún problema ella era la culpable a partir de “rumores” publicados por los medios. Lo que la convirtió en la mala del grupo. Kristin Davis, la dulce Charlotte en Sexo en Nueva York, sin mencionarla, dejó muy claro sus sentimientos en septiembre del año pasado cuando se confirmó que no había tercera película. En un post en su cuenta Instagram dijo que era “profundamente frustrante no poder compartir el capítulo final [bellamente escrito por Michael Patrick King]”.
Pero según fuentes de la revista People entonces, Davis era la que estaba más interesada de las cuatro en una tercera película, quizá porque de las cuatro es la que menos ha trabajado. Mientras Sarah Jessica Parker en seguida enganchó con papeles en comedias románticas, tiene ya otra serie de éxito en HBO (Divorce) y se ha centrado en levantar una empresa de moda y belleza con su nombre; Cynthia Nixon retomó su carrera en Broadway y ha tenido buenas críticas en películas como Historia de una pasión, desde el final de Sexo en Nueva York, Kristin Davis solo ha conseguido media docena de papeles sin trascendencia. De hecho, aunque la prensa solo hable de la relación con Kim Cattrall, desde que acabó la serie en 2004 las reuniones entre las actrices han sido contadas. Haciendo caso a las redes sociales, por las fotos juntas compartidas en los últimos años solo Cynthia Nixon y Kristin Davis mantienen un contacto directo y personal. Davis fue quien animó a Nixon a abrirse una cuenta en Instagram y parece que se ven más allá de saraos profesionales a pesar de que viven en puntas diferentes del país.
Al acabar el rodaje de la serie, Kristin Davis se mudó a su Los Ángeles natal, donde vive con su hija. Y aunque Cynthia Nixon y Sarah Jessica Parker siguen viviendo en Nueva York y eran las que tenían una amistad previa no han compartido muchos momentos privados en la última década. Aunque Sarah Jessica Parker niega una disputa, y solo vea un ataque unilateral, quizá Ryan Murphy saque de aquí una segunda temporada de su serie Feud. Y quizá como en aquella supuesta lucha entre Joan Crawford y Bette Davis, la culpa no era de ellas.
Una vida lejos de la Gran Manzana
Cattrall abandonó Nueva York en cuanto acabó la serie y ha llegado a decir que siendo 10 años mayor que el resto de sus compañeras y sin tener hijos, no había nada que la uniera a ellas. “Lo que teníamos en común era la serie y se acabó”, ha dicho. Y ha defendido siempre que todas no eran más que colegas de trabajo. Algunas más cordiales que otras, se entiende. Porque, antes de desactivar los comentarios en su post de Instragram sobre la muerte de su hermano, le dio las gracias a Cynthia Nixon por su pésame: “Oír tu voz significó mucho para mí. Gracias por llamar”
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