No es culpa de los mayores que los jóvenes estén peor
Si las nuevas pensiones están en España por encima de la renta media es porque han caído los ingresos de las familias
Como todas las estadísticas, la que acaba de facilitar la OCDE sobre la cuantía de las pensiones en España es susceptible de muchas interpretaciones, algunas de ellas injustas, y no tardaremos en ver cómo se utilizan para justificar una rebaja de las pensiones. Para evitar agravios, dirán. El informe indica que España es el segundo país de la OCDE, después de Francia, donde la renta media de los pensionistas de 66 a 75 años supera la renta media nacional. Concretamente un 6% más, cuando en 2006 era un 19% inferior. Alguien que no conozca nuestra realidad social puede llegar a la conclusión de que la sociedad española gasta en sus ancianos por encima de sus posibilidades. Y que los pensionistas son unos privilegiados. Pero no es así. Y no es culpa de los mayores que los jóvenes estén peor.
Pero la realidad no es siempre lo que las cifras aparentan a primera vista. Hay que ir a la historia, a las entrañas de esas cifras. Si las pensiones de quienes se han jubilado en los últimos diez años están por encima de la renta media no es porque las pensiones sean muy altas, sino porque hay muchos hogares sin ingresos y los salarios de los que trabajan se han desplomado. Es cierto que en los últimos diez años ha aumentado la cuantía de las pensiones, pero eso es porque quienes ahora se jubilan han cotizado más. Tanto que incluso se pudo acumular un importante fondo de reserva que ha servido para que el Gobierno pudiera pagar las pensiones durante la crisis. Y aún hay otro factor: entre los jubilados de más de 75 años hay muchas viudas con pensiones de miseria, pero por debajo de esa edad ya hay muchas mujeres que han cotizado y tienen derecho a su propia pensión.
Entre 2007 y 2017 la pensión media ha pasado de 764 euros a 920, lo cual tampoco es para echar cohetes si tenemos en cuenta que los hogares españoles figuran entre los que pagan el precio más caro de servicios básicos, como la electricidad, el agua o el gas. Y aún así, los mayores españoles, con pensiones más bajas relativamente que las de otros países avanzados, están en mejor posición que los jóvenes. Una generación que lleva diez años condenada al precariado. Eso explica que mientras en la OCDE la tasa media de pobreza es del 11,5% y entre los jubilados del 15,5%, en España los porcentajes se invierten: la tasa de pobreza general se sitúa en el 15,5%, mientras entre los jubilados apenas llega al 5,4%.
Hemos asistido a una colosal transferencia de rentas de los mayores a los jóvenes. Silenciosamente, sin aspavientos, este ejercicio de solidaridad intergeneracional inversa es el que explica que la crisis no haya tenido en nuestro país efectos más devastadores. Deberíamos poner en valor esa generosidad y esa capacidad de la estructura familiar para afrontar solidariamente la adversidad. Y romper también otros tópicos como el de la denostada manía de los españoles por la vivienda de propiedad. Suerte han tenido muchos hogares de esa manía. Porque muchos de los jubilados que han ayudado y ayudan a sus hijos difícilmente podrían hacerlo si no tuvieran el piso pagado. El alquiler se llevaría más de la mitad de su pensión.
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