La cama del hotel del futuro sabrá si has dormido bien o mal (y muchas cosas más)
Lo de los hoteles con todas la habitaciones iguales está a punto de ser historia. El alojamiento del futuro tuneará las estancias a gusto del cliente con un solo clic. A cambio, lo sabrá todo de ti
El Instituto Tecnológico Hotelero (ITH), un organismo privado que promueve el uso de nuevas tecnologías y sistemas de gestión vanguardistas en el sector de la hostelería, presentó en la pasada edición de Fitur una habitación-piloto de lo que podría ser el hotel del futuro; de un futuro no tan lejano. Singular y avanzada sí que era, sin duda; pero da miedo pensar en la cantidad de cosas que sabrá de ti. Si creías que poner una inocente foto de tus vacaciones en Facebook era vender tu intimidad, mira lo que te espera:
1. 'Check-in'
Unas máquinas similares a las de un cajero automático o a las de un expendedor de tarjetas de embarque de los aeropuertos nos darán la bienvenida, harán el registro y nos entregarán la llave. No hace falta personal, aunque como pasa también en los aeropuertos puede haber algún miembro del hotel para aclarar dudas y ayudar. Será imprescindible que esas máquinas nos escaneen el DNI o pasaporte porque la modernidad no exime de cumplir la ley: la policía querrá saber quién ha pernoctado allí esa noche.
2. El espejo mágico
Segundo paso: un espejo de cuerpo entero nos pedirá que posemos. Detrás hay una máquina de reconocimiento facial e inteligencia artificial capaz de reconocer nuestro rostro y relacionarlo con cualquier perfil que tengamos en las redes sociales (Linkedin, Facebook, Instagram...) A partir de ese momento el sistema ya lo sabe todo sobre ti (¡primer yuyu!) y si previamente has dado al sistema esa información, en cuestión de segundos la habitación quedará tuneada a tu gusto. Además, se asocia a tu dispositivo móvil, que a partir de ese momento te servirá para cualquier gestión o relación con el personal del hotel (¡si es que lo hay en algún rincón de este aséptico espacio ultratecnológico!)
3. Entramos a la habitación
¿Y qué vemos? Pues que parece que nuestro diseñador estuvo antes allí. Los cuadros no son tales sino frame digitales que se personalizan según tus gustos (o los que dijeras al registrarte o los que el sistema detecte en tus perfiles). ¿Que te gusta el rock? En los cuadros habrá fotos de Elvis y de Mick Jagger y por el hilo musical sonará Roger Waters o AC/DC. Que te va el yoga, todo estará en tonos relajantes y sonará música chill out. El sistema tiene miles de cuadros y miles de canciones para hacerte feliz. Por supuesto las películas cargadas en el sistema de entretenimiento son las que a ti te gustan, no la saga completa de Chuck Norris.
4. Paredes bioclimáticas
Las paredes son bioclimáticas, con pintura térmica que pondrá la habitación a la temperatura que hayas pedido. Las luces, las persianas... todo funciona con la voz. ¡Sube persianas! ¡Atenúa la luz! ¡Abre el grifo de agua caliente de la bañera!
Si en su casa nunca manda usted... ¡aquí se puede desquitar!
5. Cama (demasiado) inteligente
"¿La cama se hará sola?", pregunté. Resultó que no. Pero hace otras cosas impensables. Y esto da más yuyu todavía. La cama del hotel del futuro contará con sensores que analizarán tu sueño: sabrá si has dormido bien o mal; el tiempo que has pasado en fase REM o en fase NREM y podrá mandar estos datos a recepción para que al día siguiente te puedan —es un ejemplo— proponer una excursión activa porque estás descansado, o te modifiquen el despertador para dejarte dormir un poco más, porque has pasado mala noche. Si creía que ya había vendido toda su intimidad a los bucaneros del Big Data... ¡deje que le pille una de estas camas!
"Da miedo", le comenté a la persona del ITH que me enseñaba el invento. "Siempre puedes decir que no quieres que se compartan y conserven estos datos", me aclaró ", ¡Ah!, bueno, ya me quedo más tranquilo. Como cuando me dijeron que los datos de mis pasajes aéreos no se compartirían y los tienen ya desde la CIA a la TIA".
6. El baño
Por supuesto, la inteligencia llega también al cuarto de baño. ¿O pensaba que si la cama sabe más de usted que su propia pareja iba a terminar tirando de la cadena? El espejo es también biométrico, capaz de saber si estás contento o cabreado (y claro... más datos a recepción). Cuando entres ya estará sonando la radio que sueles oír en tu casa mientras te afeitas o maquillas y, sobreimpresos en el espejo, saldrán los titulares de las noticias de la televisión o periódico que suelas seguir, el tiempo y la información de qué ver y qué hacer en la ciudad en la que te encuentres.
Y el inodoro... bueno el inodoro será lo más parecido al puesto de pilotaje de un platillo volante. En Japón son ya muy habituales: tapa que sube y baja automáticamente, chorro de agua para limpieza dirigido justo al sitio que se debe dirigir, calefactado, hilo musical, más botones que en una mercería. No tienes que tocar nada. Lo mismo que la bañera de hidromasaje, si la hubiere: cuando entres el agua estará a la temperatura que querías, habrá aromaterapia a tu gusto y las luces a la intensidad preseleccionada, sin que desde recepción se tenga que hacer nada.
"Tal y como está es muy marciano, lo reconozco. Yo también saldría corriendo de una habitación así", comenta Álvaro Carrillo de Alborniz, Managing Director del ITH. "Es un prototipo con todos los avances que la ciencia nos permite aplicar ya, pero dudo que nadie los pusiera todos a la vez. Es como un bazar de todas las tecnologías actuales pensado para que cada hotelero vea que herramientas le pueden ser útiles y las aplique en sus establecimientos. Todo junto es muy marciano".
Pues me alegra saberlo. Porque no sé qué me produce más, si fascinación o miedo. Demasiados datos privados en manos de no se sabe quién, ¿no?
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