Calidad democrática
Llevamos años escuchando a líderes independentistas catalanes descalificar a España con adjetivos de grueso calibre, como fascista y retrógrada. En esas andamos cuando nos enteramos de que el partido flamenco N-VA, que forma parte de la coalición gubernamental en Bélgica y que ha acogido con los brazos abiertos al expresident Puigdemont llamándolo amigo, acaba de cometer —a través del secretario de Estado Theo Francken— la vileza de repatriar forzosamente a cien sudaneses. Han sido escogidos a la carta, al parecer, por el presidente de Sudán, Omar al-Bashir, requerido por el Tribunal de La Haya por crímenes contra la humanidad. Soy consciente de que tampoco esta información hará mover un solo músculo de la inquebrantable unidad secesionista, pero quería al menos dejar constancia de mi estupefacción.— Juan Fernández Sánchez. Madrid.
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