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Tentaciones

Núria Graham, la artista que se asusta con sus propias canciones

Tras telonear a St Vincent y Unknown Mortal Orchestra, la catalana vuelve con 'Does it ring a bell' (El Segell) y lo estará presentando mañana en Barcelona

Núria Graham en el piso en el que dio forma 'Does it ring a bell?'. Desconocemos si sonaban las campanas en ese momento.
Núria Graham en el piso en el que dio forma 'Does it ring a bell?'. Desconocemos si sonaban las campanas en ese momento.Alba Yruela

Does it ring a Bell? es un diario de crecimiento, el disco que la artista Núria Graham fue entretejiendo durante un año, en ese piso de Vich, al ritmo que marcaba el campanario de la plaza. Y aunque no encontraréis en él señales religiosas, hay declaraciones a tumba abierta, melodías casi celestiales, y muchas luces y sombras que la catalana aún está consiguiendo descifrar. "Más que contar una historia en concreto, quería explicar que pasaba por mi cabeza. Hay cosas que todavía estoy empezando a entender ahora", explica la cantante de 21 años.

Las campanas también le han servido para entramar el título de su segundo álbum e invocar a todas las personas que formaron parte de esta etapa. Un viaje lisérgico al pasado, a través de diez canciones crudas y oscuras, que van del folk a la psicodelia, con mucha cohesión entre ellas y sin tantos artificios. Porque Núria Graham sigue desnudando su sonido, como ya había empezado en su primer disco Bird Eyes (2015) y demostrando que su trabajo es sincero y va en serio.

Siempre has querido desmarcarte de la etiqueta folk, ¿crees que lo has conseguido con este álbum?

No es que me enfadara el hecho de que me llamaran artista folk, no creo que lo haga, pero en todo caso me estoy aproximando. No sé, es que es muy difícil poner etiquetas y mucho más difícil sentirse identificada con una. 

¿Does it ring a Bell es un disco de crecimiento, conocimiento o de autoayuda? 

Sí, creo que ha sido eso. Musicalmente creo que he intentando incluso mantenerme más simple de lo que soy, como más desnuda. En ningún momento he lucido guitarra y siempre he mantenido una producción súper simple, grabada en directo. Todo el disco era una manera de explicar quien era yo en ese momento, era como una manera de autoentenderme. 

¿El título se debe a la universalidad de las canciones?

Todo tiene un sentido muy concreto. Yo vivía en un piso en Vich, justo delante de un campanario y sonaban campanas cada día, así que hice el juego de palabras. Este disco habla justo del año que viví ahí. De hecho, el título es una pregunta a unas personas muy concretas: ¿Te suena este sitio? ¿Te suena esta temporada?

Publicaste el disco en octubre, en un momento muy difícil para Cataluña. En pleno procés, el videoclip de Cloud Fifteen incluso se consideró un acto de desobediencia civil.

(Risas) Tengo que decir que me leí ese artículo como cinco veces, porque no sabía si era irónico o no. No tenía mucho sentido que me relacionaran con el tema del procés, pero aquellos días eran los más revueltos de Cataluña. Todo estaba relacionado con el procés y sacar música en ese momento siempre es complicado. Me hizo bastante gracia. No me indigné, pero pensé: ¿De dónde sacan esto?

También has sido una de las artistas que se ha manifestado en redes sobre la consulta, pero ese punto de vista político no ha entrado en tus letras.

No, y no creo que lo haga. Evidentemente, con todo lo que ha pasado no pretendía estar en silencio. Hay cosas que no te puedes callar. Me interesa mucho la política, pero siempre es algo muy personal. Lo hablo con mis colegas y mi familia, pero no lo introduzco en mi música ni en mi vida artística. La política me interesa, pero al mismo tiempo me pone de los nervios. Intento pasar de todo porque es agobiante (risas).

"La política me interesa, pero al mismo tiempo me pone de los nervios"

Y el sentido de Cloud Fifteen, el verdadero, cuál era. ¿Por qué elegiste esa canción para presentar el álbum?

Era la canción que más engloba toda la temporada de la que habla. Creo que mi disco está hecho de arriba para abajo, sin pensar en la fórmula de que gire todo alrededor de un hit. Pensé que este tema era más sincero, que introducía mejor lo que iba a ser el disco. Y el videoclip lo hicimos súper rápido, con Laura Martinova. Yo quería algo relativamente simple pero que tuviese una parte oscura, como la canción. Cloud Fifteen parece optimista, pero en realidad es bastante oscura. En el videoclip sale una iglesia, porque todo el tiempo que estuve componiendo estuve muy inspirada por la catedral de la ciudad. De hecho, tenía temas dedicados a la iglesia que luego se quedaron fuera. Pero sí que quería reflejar la oscuridad y la luz de todo eso.

¿Son las canciones más crudas que has hecho hasta ahora?

A veces estaba un poco espantada (risas). En el otro disco me cortaba más, pero no estaba tan satisfecha porque estaba siendo demasiado misteriosa conmigo misma. En este caso lo he dejado muy claro a nivel musical y de letras. Me he desnudado de una manera que me ha venido muy bien para entenderme más y ahora me siento como nueva. Cada día lo voy entendiendo más, lo puedo escuchar y pensar: ¡hostia, era eso lo que pasaba! Es un ejercicio muy interesante.

Alba Yruela

Y en general, ¿qué has aprendido de ti con este disco?

Creo que he aprendido mucho a ser más determinada. Soy una persona muy caótica y, por ejemplo, en el otro disco no tenía una idea muy concreta, tenía muchos temas pero no sabía cuáles meter dentro... Esta vez he sido más determinada a la hora de elegirlas y pensar el orden, lo tenía todo muy claro. También he trabajado más en las letras porque también he estado leyendo más. Al fin y al cabo, han pasado tres años. Y bueno, el disco va totalmente ligado a mi vida personal y creo que he aprendido mucho de mis propios errores, porque considero que he hecho muchos errores. Pero precisamente ahora estoy en paz conmigo mismo (risas).

De hecho, hay canciones en las que eres bastante dura contigo misma.

Sí, hay un punto irónico también, evidentemente. Son un poco autodestructivas, en un punto que no me machaco mucho, pero sí, hablan de una temporada bastante oscura.

"Me he desnudado de una manera que me ha venido muy bien para entenderme más y ahora me siento como nueva"

¿Cuánto tienen de ti personajes como Marianne o Lucifer Sam, que dan título a los temas del disco?

En el caso de Marianne hablo de otra persona, aunque queda bastante claro que puede ser una parte de mí. Lucifer Sam sí que es una figura más abstracta, pero que englobaría todas las personas o influencias que ha habido en esta parte más oscura, de vida de la noche, de salir... También en Smile on the grass hablo de alguien con ojos marrones, que al principio no sabía muy bien quien era hasta que me di cuenta de que esa canción era para mí.

El disco tiene un sonido que inevitablemente recuerda a Kurt Vile y Courtney Barnett. ¿Qué escuchabas ese año y que notas que se ha colado en el disco?

Curiosamente a Courtney Bartnett la descubrí hace exactamente un año, cuando ya tenía Could Fifteen escrita. Cuando la escuché fue como un gran regalo porque realmente yo estaba empezando a ir hacia ese lado; me recordé a mí misma en la forma de cantar, fue como si me hubiera influenciado sin influenciarme. Creo que en el momento más oscuro en el que estaba escribiendo, escuchaba cosas de los 90 como Karate, Morphine y Kate Bush. Ahora también me está influenciando muchísimo Annette Peacock que es de los años setenta, pero es una compositora que me marcó mucho en la manera de cantar. Pero puedo escuchar jazz o bosanova y que en el disco no se note la influencia.

La idea siempre ha sido buscar mi sonido, en la manera de cantar y tocar la guitarra. He vendido pedales para investigar con afinaciones abiertas y toco con otro tipo de guitarras, como una de doce cuerdas. Quiero hacer cosas que no hacía, y en vez de hacerlo con muchos trastos o con muchas cosas, lo he intentado al revés, sacando cosas e investigando mi sonido más crudo. Aunque el próximo disco seguramente se me irá la olla y haré algo totalmente diferente. Lo importante es pasártelo bien porque al fin y al cabo, es un proceso muy personal y muy espiritual.

¿A qué extremo jamás llevarías tu sonido?

Soy muy anticuada y no escucho mucha música de ahora. Tengo interés por lo que está pasando y es importante hacer el esfuerzo, pero yo sobre todo muestro más interés por el pasado. Estos días no dejo de escuchar soul de los años sesenta y setenta. Soy un poco nostálgica de un pasado que no he vivido y creo que nunca llegaré al extremo de hacer lo que se tiene que hacer. Creo que voy un poco a mi bola y el extremo sería hacer algo que no quiero hacer.

Alba Yruela

En general, el disco suena muy compacto, que es lo típico que se suele decir aunque no sé si alguien tiene muy claro qué significa... Pero me llama mucho la atención la canción con la que cierras, Morphine.

En el momento que grabamos esa canción ya la tenía en mente para cerrar el disco, porque desentona con el resto , pero creo que también está superconectada temáticamente con la primera. No quiero compararla, porque no se parece en nada, pero en el disco de Revolver de los Beatles, la última canción, Tomorrow never knows, es canción de cierre. Con esta canción quería hacer eso.

¿Y cómo vas a llevar el disco al directo?

Evidentemente, no es tan crudo como el disco. Hay más elementos y llevo una guitarra de doce cuerdas. Vamos cuatro -teclistas, batería y bajista- que es un formato súper clásico, pero que nos da muchas opciones. No puedo explicarlo mucho, pero invito a todo el mundo a que lo vea (risas).

Cuando publicaste Bird Eyes en 2015 no paraste de tocar, teloneando a St. Vicent y Unknown Mortal Orchestra. ¿Cuál es el límite ahora?

No me he planteado mucho ninguna meta, pero es evidente que tengo muchas ganas de tocar y de estar con la banda. En este trabajo o estás en acción o estás en casa encerrado durante semanas comiéndote el coco. Y precisamente, de lo que tengo ganas es de no comerme coco y trabajar mucho.

Núria Graham toca en Barcelona el viernes 19 en el L'Auditori (las entradas ya están agotadas) y el sábado en el Neu! Festival.

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