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El armario perfecto solo puede tener ocho prendas

La estilista Christine Centenera lanza una firma de ropa anti-tendencia para revolucionar la forma de consumir moda

Christine Centenera, a su llegada al desfile de Gucci el pasado septiembre en Milán.
Christine Centenera, a su llegada al desfile de Gucci el pasado septiembre en Milán.Christian Vierig (Getty Images)

Además de ser la directora de moda de Vogue Australia, una de las colaboradoras de Kanye West en la firma Yeezy y, según dicen, la responsable del cambio de imagen de Kim Kardashian, la australiana afincada en Nueva York Christine Centenera es una estrella del street style por derecho propio. Su estilo, caracterizado por mezclar las tendencias con clásicos impecables, es fotografiado, analizado y copiado de forma sistemática, y desde ahora también está a la venta: junto al diseñador australiano Josh Goot, Centenera acaba de lanzar Wardrobe NYC, una firma de moda minimalista en la forma y revolucionaria en el fondo que se inspira en las prendas clave de su propio armario.

Su primera colección se compone de los 16 “básicos de lujo” (ocho para mujer y otros tantos para hombre) que, a juicio de ambos, forman los cimientos del guardarropa urbano definitivo, independientemente del estilo, la edad, la talla o la profesión del consumidor. Producidas en Italia con tejidos cuidadosamente seleccionados, entre las prendas de mujer hay un abrigo largo, una blusa de crepé, un jersey de lana merino o una falda trapecio. La línea de hombre incluye una americana de doble botonadura, una sudadera con capucha, un pantalón suelto o una camiseta de cuello redondo. “Como estilista, muchas veces me resulta complicado encontrar lo que yo considero que es la camisa blanca o el blazer perfectos; prendas indefinidas de alta calidad que no se asocien a una marca concreta. Con este proyecto queríamos crear esas piezas esenciales”, explica Centenera a EL PAÍS. Caracterizadas por su simplicidad y coherencia estética, se comercializan únicamente en blanco o negro, la paleta que, en su opinión, debe ser el punto de partida de cualquier armario. “El monocromo es fácil, versátil y clásico. Con él no te significas, y por eso siempre se mantiene relevante”, afirma Josh Goot.

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La firma debutó el pasado 7 de diciembre y se vende de forma directa en su propia web —un modelo de negocio que, al ahorrarse intermediarios, permite contener los precios—. Lo más sorprendente de su estrategia es que las prendas no se pueden comprar individualmente, sino que se comercializan por lotes: uno básico, que consta de cuatro piezas y cuesta 1.500 dólares, y la colección completa, con ocho, que requiere una inversión de 3.000 dólares (se pueden escoger distintas tallas en cada categoría y cambiarlas por otra de forma individual, pero las devoluciones solo se aceptan “por pack”). “No creo que existan en el mercado prendas de tanta calidad en este rango de precios”, asegura Centenera. Goot está convencido de que los consumidores están preparados para abrazar este nuevo concepto: “Las ventas están siendo fuertes desde el primer día. La primera temporada está demostrando que la gente es capaz de entender esta idea de lujo pre-empaquetado”.

Tres colecciones

A lo largo de 2018 tienen previsto lanzar tres colecciones, con temáticas específicas en cada temporada (“para primavera estamos barajando los viajes o el deporte”, apunta Goot), pero siempre en línea con el objetivo fundacional de la marca: ayudar a simplificar el proceso de vestirse. “A menudo, decidir qué ponerse cada mañana supone un reto para mucha gente. Cuando me abordó Josh, la idea de ofrecerles una solución fue lo que más me atrajo del proyecto”, señala Christine Centenera. “A veces yo también puedo bloquearme, pero siempre tengo un perchero con esas piezas seguras con las que sé que puedo contar para construir un outfit sólido”.

Su vocación de perdurabilidad sitúa a Wardrobe NYC en la militancia sostenible y, de hecho, sus creadores la definen como el “anti fast-fashion”. “Me puse a pensar en cómo podía hacer evolucionar lo que más amo de la moda en una idea que tuviera sentido en el mundo actual”, concluye Josh Goot. “Y como postura personal, en calidad de diseñador que lleva muchos años en la industria, siento que he llegado a un punto en el que no quiero adherirme a sus excesos”.

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