Ridículos
Escucho que la penúltima película dedicada a Winston Churchill está recibiendo críticas furiosas por el hecho de que se represente al político británico fumando sus inseparables puros
Se removerán los furibundos defensores de tantas verdades inmutables que surgen como las setas en época lluviosa pero... nos estamos pasando de la raya. En una de estas reuniones familiares, una amiga profesora de infantil comentó que, en estos tiempos, lo peor con diferencia de su trabajo no es tratar de enseñar/educar a 20 tiernos y asilvestrados infantes de tres años, sino enfrentarse a la fina piel de sus progenitores. Mi amiga es una profe entregada pero los vigilantes de las esencias en los que se han convertido algunos padres, la cortocircuitan sin remedio.
El último lance ocurrió con motivo de la fiesta navideña. Con anticipación y, al parecer, alevosía, el colegio envió una circular pidiendo que los alumnos acudieran ese día con una falda con estrellas, las niñas, y una camiseta con estrella, los niños. ¡Sacrilegio! Una madre vigilante escribió un indignado correo, porque las estrellas de la falda harían brillar más a las niñas que a los niños y porque consideraba machista que se utilizara el sustantivo genérico niños para designar a toda la clase, por mucho que lo recomiende la mismísima RAE.
Hoy mismo escucho que la vigésimo penúltima película dedicada a Winston Churchill y su protagonista, Gary Oldman, están recibiendo críticas furiosas por el hecho de que se represente al político británico fumando sus inseparables puros. Podemos cambiar la historia y convertir a Churchill en un activista antitabaco; hacer que la estrella de los niños sea XXL para que sus compañeras no les eclipsen, pero lo que falta es sentido común y lo que sobran son batallas ridículas que restan valor a causas que merecen la pena, feminismo y salud incluidos.
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