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Defensora del Lector
Tribuna
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Desde Bélgica con amor

Profesoras y estudiantes de español en Gante protestan por una tribuna donde se aludía a la hispanofobia flamenca

Puigdemont, el día 21 en Bruselas.
Puigdemont, el día 21 en Bruselas. JOHN THYS (AFP)

Si el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, optó por refugiarse en Bélgica en su huida de la justicia fue porque este país es, junto al Reino Unido, “uno de los corazones de la hispanofobia tradicional”. A esta conclusión llegaba la tribuna Alicia en la Bélgica de las maravillas, publicada el 3 de diciembre en el suplemento Ideas, y firmada conjuntamente por la eurodiputada María Teresa Giménez Barbat y la historiadora María Elvira Roca Barea. En apoyo de su tesis, las autoras mencionaban, entre otras cosas, las indiscriminadas críticas a España de los nacionalistas flamencos tras los sucesos del 1-O.

La tribuna, que se difundió después en la edición digital, ha causado malestar entre profesoras y estudiantes de español de la Bélgica flamenca. Entre las quejas que me han llegado figuran las de la profesora Nathalie Mus, y sus alumnos René Brys y Paul Deprez, de Gante, y la de Roger Masselis, comandante de la Gendarmería jubilado que se pregunta cómo pueden ser hispanófobos los belgas, cuando el 20% de ellos veraneó en España el año pasado.

Con todo, la primera reacción al artículo partió de una española, la profesora de la Universidad de Gante Elvira Almazán de Blas, que da clases de español desde hace doce años en centros de adultos de la zona flamenca. “La lectura de la tribuna ha causado cierto malestar entre docentes y alumnado”, escribe. “En el texto se describe a Bélgica como un país hispanófobo. Para ello se utilizan, por un lado, argumentos basados en algunos episodios históricos y por otro, se resalta (de manera un tanto oportunista) el apoyo minoritario que el independentismo catalán ha encontrado en Bélgica. Una exposición excesivamente generalista y maniquea para llegar a una conclusión social bastante grave. Como filóloga puedo afirmar que, en Flandes, por ejemplo, el interés y aprecio por la cultura y la lengua española es realmente extraordinario. En la escuela de adultos de Gante en la que imparto clase hay este curso 840 estudiantes matriculados en español. En total, Bélgica cuenta con 52.271 alumnos de español”. La lectora concluye invitando a las autoras de la tribuna a acudir a una de sus clases. “Mis alumnos estarán encantados de explicarles (en español) el cariño y el interés que sienten por el mundo hispano. Me parece lo más justo. ¿Acaso no es también importante para nosotros que se divulgue una imagen de España alejada de tópicos y clichés?”. Dos de sus alumnas, Liliane Van Waes y Myriam Goormachtigh, apoyan sus razones.

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“Sentimos de veras que nuestro artículo haya causado ‘cierto malestar’ entre profesoras y alumnos de español de Gante”, responden las autoras de la tribuna. “Muchos españoles hemos sentido también un gran malestar por la actitud de algunos medios de comunicación belgas y por las intolerables declaraciones sobre nuestra democracia de algunos políticos belgas. Y de la misma forma que estos lectores se sienten con derecho (y lo tienen) a expresar su malestar, también nosotras nos hemos sentido con el mismo derecho, máxime teniendo en cuenta que éste procede de un asunto mucho más grave que un artículo de prensa, como es la acogida prestada por un país aliado de la UE a quienes han protagonizado un golpe de Estado en España”.

Las autoras lamentan que la tribuna haya causado malestar

Respecto a la hispanofobia, añaden: “En ningún momento hemos descrito a Bélgica como ‘un país hispanófobo’, sino que nos hemos limitado a señalar casos concretos de un comportamiento que nos ha decepcionado. Estamos seguras de que las lectoras no desean que aceptemos mansa y sumisamente estos hechos poco amistosos como quien recibe aquello que merece para evitar que se divulgue una ‘imagen de España alejada de tópicos y clichés’. No es nuestra intención ofender a esos más de 50.000 alumnos que estudian español. Al contrario, les invitamos a que muestren su aprecio por la cultura española defendiendo su democracia, incluso escribiendo a medios y políticos belgas para decirles que se equivocan con respecto a España y que son ellos los que están dejándose arrastrar por tópicos y clichés. Nos ha alegrado saber de su interés por nuestro artículo y que compartan con nosotras nuestro deseo de luchar contra prejuicios y falsedades construyendo juntos una casa común: Europa”.

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