La mítica presentadora de 'Nosolomúsica' que cambió los Rolling por el yoga
Hablamos con la norteamericana Kay Rush, que se hizo famosa en España con su programa de Telecinco. Un día se cansó y se entregó a la vida espiritual
Kay Rush, de madre japonesa y padre suizo alemán, nació en 1961 en Milwaukee (Wisconsin) y vivió durante años en Milán. Después de trabajar en radio y en televisión en Italia y Reino Unido, aterrizó en España en el año 2000, sustituyendo a Carla Hidalgo en el programa Nosolomúsica. La periodista, que habla cuatro idiomas, se hizo rápidamente popular gracias a su exótico aspecto –de su portada en Interviú dice no acordarse ni que le pagaran– y a un marcado acento. Durante cuatro años Kay Rush realizó numerosas entrevistas a los músicos y actores del momento y protagonizó monográficos sobre diferentes ciudades.
Conectamos vía Skype desde India con Kay Rush, donde, nos cuenta, pasa seis meses estudiando yoga y meditación, antes de volver a su apartamento en Chamonix (Francia). El 6 enero esta presentadora, locutora, DJ, escritora y mujer todoterreno cumplirá 57 años reafirmándose en su nueva vida: “No quiero conocer a nadie más, ni visitar más países. Lo único que quiero conocer es al pequeño Buda que llevo dentro”.
¿Qué significó Nosolomúsica en tu vida?
Nosolomúsica ha sido el mejor programa de mi carrera. Después de trabajar en Italia donde lo pasé un poco mal, lo dejé todo a principios de los años 90. Me fui a la montaña, vivía sola con un gato, empecé a meditar, esquiaba, hacía escalada, parapente… Y, entonces, me llamaron de Telecinco.
¿Por qué dejaste el programa y regresaste a Italia?
Por amor. Estuve a punto de quedarme en España, pero conocí al que sería mi marido, Ismael [Santos, jugador de baloncesto], un gallego que vivía en Italia, y me casé con él en 2003. Al principio, decidí vivir en Italia, pero fue una locura de aviones. En 2011 nos divorciamos, aunque somos muy buenos amigos. No me he vuelto a casar porque aquel matrimonio fue algo especial. Soy una solitaria, tengo una vida muy espiritual. Tampoco quise tener hijos, ni adoptarlos. Tengo una ONG que ayuda a los niños en las escuelas.
“Una noche estaba durmiendo y sonó el teléfono. Al otro lado escuché la voz de ¡Mick Jagger! Me llamaba para invitarme a una fiesta. Cuando rechacé la invitación se quedó en shock”
Y, años después, repites en España con un programa hecho por y para mujeres…
En 2014 grabé con el mismo equipo el programa Casi perfectas. Hubiera preferido hacer menos temas de moda, porque no me gusta ni nunca me ha gustado la moda, y más entrevistas relacionadas con la tecnología, la ciencia, la ecología…
¿Qué tipo de proyecto te haría volver a la televisión?
Si te digo la verdad, no me gusta la televisión, solo la haría en España y con este equipo porque ya me conocen. Lo que tengo claro es que no trabajo ni por dinero ni para ser famosa…
¿Qué echas de menos de aquella época en la que te codeabas con todo tipo de famosos a los que pudiste entrevistar?
No echo de menos nada. La verdad es que no me acuerdo mucho de aquella época, era otra vida. Podría dar otra imagen, pero de joven era muy seria, no salía nunca. Trabajaba mucho, preparaba las entrevistas sola, lo hacía todo. La gente creía que me iba de fiesta, pero todo lo contrario.
¿Qué cantante de los que entrevistaste te produjo mayor impacto?
Siempre recordaré una noche que estaba durmiendo y sonó el teléfono. Al otro lado escuché la voz de ¡Mick Jagger! Me llamaba para invitarme a una fiesta con los Rolling Stones. Cuando rechacé la invitación se quedó en shock y le colgué. Si tengo que hablar de alguien que me impactó te diría Tina Turner, una mujer fuerte, especial.
Y un día decides dejarlo todo, ¿por qué?
Me di cuenta de que había cambiado cuando comencé a venderlo todo. No quería, ni quiero nada material en mi vida. Me gustan los deportes. Empecé practicando alpinismo porque me hacía reflexionar, pero me cansaba, así que opté por el yoga. Vi que era mi camino para encontrar la paz. También me hice vegetariana, yo que comía sushi y pescado. Pero un día lo vi en el plato y vi lo que era: un animal muerto. Empecé a mirar la vida y a las personas de otra forma. Casi toda la ciudad en la que vivo en India es vegetariana. Nadie fuma ni bebe, es ilegal.
“Todos podemos ser Buda, pero hay que mirar dentro y eliminar dos de las cosas más peligrosas que hay: la ignorancia y el miedo. Aceptar que todos somos iguales”
¿Y crees que con el yoga se puede alcanzar la felicidad?
La felicidad existe, es nuestro estado natural. El problema está al buscar las razones para ser felices, no las necesitamos. Todos podemos ser Buda, pero hay que mirar dentro y eliminar dos de las cosas más peligrosas que hay: la ignorancia y el miedo. Aceptar que todos somos iguales.
¿Cómo es un día en tu vida en India?
Sin estrés. Me levanto a las cinco, tomo té, medito y hago yoga tres horas en la escuela. Doy dos días a la semana Filosofía. Por las tardes hago radio, vuelvo a clase de yoga y ceno hacía las 19.30. Leo, estudio y a las 21.30 estoy durmiendo. Salgo con mis amigos, pero nos acostamos pronto. Al menos, una vez al mes comemos en una pizzería que está cerca.
¿Qué te ves haciendo en el futuro?
Quiero vender la mitad de mi casa en Francia porque con menos cosas se vive mejor. Estar sin deudas significa ser mucho más rico. Puede que escriba sobre mi vida en India. Seguiré pinchando como DJ porque me da la posibilidad de ver a la gente en persona. Me gustaría vivir más en España, aunque lo pasase algo mal porque soy alérgica al ajo. Y si pudiera entrevistar a alguien sería ¡a Buda!
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