_
_
_
_

Sexualidad personal e intransferible

No todos queremos lo mismo ni nos gustan las mismas cosas. Y mucho menos en el sexo

A cada uno nos gustan unas personas con las que nos apetece hacer una serie de cosas. Nuestra sexualidad nos pertenece y como tal debe ser tratada y respetada por los demás. La exhibamos o no.

Mesajes personales de los vecinos de un barrio de Madrid
Mesajes personales de los vecinos de un barrio de MadridAlejandro Cósimo

Si están por la plaza de Ópera revuélvanse en ese entorno y paseen por las callejuelas. Justo donde nace la calle del Espejo, está el cordel de Espejo. No me sé la historia de quién lo puso, jamás he visto a nadie dejar un pliego, pero la mayoría de los días, aparece una nota tendida para que el resto la disfrutemos. La mayoría van sin firma. Poemas, reivindicaciones laborales, mensajes para recaudar ropa y juguetes para los vecinos que no tienen, mensajes de amor, gritos feministas en contra de las muertas de este año, hasta partituras de la pieza de una canción que se regala a los vecinos. Una exhibición de apetencias, gustos, miedos y sueños que me gusta en mi barrio. Las semanas que no hay ningún mensaje, me angustio. Me da la sensación de que preferimos ser los habitantes de la ciudad transparente creados por Ray Loriga para Rendición. Esos capaces de vivir sin la más mínima intimidad, pasando por la vida de puntillas sin disfrutar no vaya a molestarse cualquiera que los vea. 

No todos queremos lo mismo ni nos gustan las mismas cosas. Y mucho menos en el sexo. Todos tenemos un sexo único y exclusivo.

1.- JUGUETES SEXUALES

Desgraciadamente, un juguete sexual no puede probarse y si no cumple nuestros requisitos, devolverse a la tienda, por eso antes de efectuar el pago de cualquiera, infórmese de cuánto puede gustarle. Para eso lo primero es conocer nuestro propio cuerpo. No todas las vergas tienen el mismo tamaño ni el mismo grosor. No todas calzan hacia el mismo lado. No todas tienen la misma sensibilidad en el tronco e idéntica en el glande. Lo mismo ocurre con nosotras. Hay mujeres para las que el clítoris es el centro de placer más absoluto, otras que necesitan además la penetración. Hay quienes les excita que le toquen el pecho y otras no lo soportan. Si nos centramos en la penetración, cada vagina tiene sus curvas, sus pliegues y sus lugares sensibles. Por eso es tan importante conocerse. Presuponer que todos los cuerpos son iguales es el primer error a la hora de elegir un juguete sexual. 

En las tiendas donde venden juguetes sexuales atienden todas las dudas. Y la mayoría de los puntos de venta en línea disponen de su propio chat con los clientes. A eso hay que añadir la cantidad de sexblogueras que han encontrado en la red en general y en YouTube en particular su escaparate perfecto. Venus O'Hara trabaja en eso: en probar juguetes sexuales y hacer una crítica de ellos. Pero, ¿se imaginan que pudiéramos fabricar nuestro propio juguete sexual? María Torre de Arseroticas.com lo cuenta con todo lujo de detalles.

El primer juguete sexual que puedes amoldar a tu cuerpo

2.- GUSTOS SEXUALES

Nuestros gustos sexuales varían, no solo con cada persona, sino a lo largo de nuestra vida. Lo que nos excita hoy puede que dentro de un tiempo ya no nos estimule. El enriquecimiento sexual implica explorar todas nuestras apetencias, admitiendo los cambios que hayan podido sucederse y explorando las nuevas posibilidades. Las fantasías sexuales suelen ser el primer punto de partida. Las mujeres suelen tener sus propias fantasías sexuales y los hombres las suyas. Muchos deciden llevarlas a cabo y otros optan por mantenerlas en su imaginación. Cualquier apetencia sexual en la que los implicados, mayores de edad, estén de acuerdo, merece el respeto ajeno. No existe un manual de instrucciones para la cama. Pero cuanta más educación sexual tengamos, más posibilidades tendremos de encontrar nuestra propia sexualidad.

Ocurre lo mismo con la orientación sexual. Hasta hace 39 años, no ser heterosexual se consideraba un peligro para la sociedad. Y como tal se perseguía y encarcelaba. La ley sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social establecía penas de hasta cinco años de internamiento en centros psiquiátricos para aquellos susceptibles de no ser heterosexuales o que fueran transexuales. Las leyes contra la homofobia y el odio persiguen los delitos de odio, pero aún no existe una ley estatal. Las diferentes comunidades autónomas regulan estos delitos y, por ahora, La Rioja, Asturias, Murcia, Cantabria y las dos Castillas se resisten. La de Galicia es considerada incompleta y ha sido contestada por los propios colectivos. Ceuta y Melilla ni abren el pico. Es decir, no se protege a todos los españoles del mismo modo en todo el territorio nacional. José Luis Predeira Massa, psiquiatra y uno de los profesionales más implicados en la lucha contra la LGTBIFobia cree que la homofobia y la transfobia esconden a menudo otros miedos mucho más personales:  "En psicoterapia nos enseñaban que negación y proyección son dos mecanismos de defensa arcaicos, primarios y por lo tanto muy duros, pero muy frágiles. ¿Qué se esconde tras esa fragilidad disfrazada de fortaleza y dureza de los que no quieren leyes que protejan al colectivo LGTBI? Tanto reforzar la 'pureza' de la cisexualidad y la heterosexualidad podría esconder temores y miedos reprimidos a tener o poder aceptar que en ellos mismos podrían existir deseos o inclinaciones acerca de los que, con tanto énfasis, niegan y reniegan. No ser heterosexual o ser transexual no son enfermedad. Las enfermedades son la homofobia y la transfobia."

3.-¿DE UNO EN UNO O EN GRUPO?

Una de las principales demandas de información sexual pasa por saber más del sexo en grupo. Y esto afecta a todos los ámbitos, desde información sobre orgías hasta demanda de imágenes de esta práctica sexual. Según datos de PornHub, el intercambio de parejas es la tercera búsqueda más demandada por los españoles. Así que es normal que también queramos incorporarlo a nuestras camas. Y antes de nada, mejor pasarse por Golfxs con principios y apuntarse a sus talleres sobre sexualidad. No hagan el experimento de aceptar un intercambio de parejas si no están absolutamente de acuerdo por mucho que la persona con la que suelen acostarse se empeñe en probarlo.

La sexualidad es lo más personal e intransferible que existe. Otra cosa es que nos animemos a probar la ajena...

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_