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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una huelga inútil

El mercado del taxi necesita una regulación que integre a los nuevos competidores; la violencia y la agresión están de más

Huelga de taxis ayer en la estación de Sants, Barcelona
Huelga de taxis ayer en la estación de Sants, BarcelonaMASSIMILIANO MINOCRI

La huelga del taxi que dejó ayer sin este transporte público a casi todas las ciudades españolas, con especial incidencia en Madrid y Barcelona, constituye un error político de las asociaciones convocantes, por más que su seguimiento fuese masivo y la protesta se hiciese notar de forma estridente, incluidos algunos actos vandálicos y agresiones contra personas y vehículos de Uber y Cabify que hay que condenar. Los ciudadanos no aceptan el recurso a la violencia ni la paralización total de servicios públicos como método para resolver diferencias económicas o regulatorias que deben abordarse en mesas de negociación. Con su proceder, los taxistas perjudican a los usuarios y están perdiendo la parte de razón que les asiste.

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Durante decenios el taxi ha vivido en un régimen de monopolio que limitaba o bloqueaba la concesión de licencias municipales.Tales prácticas han derivado en un mercado negro de licencias y un encarecimiento estratosférico de las mismas. Pero como han establecido sucesivas sentencias judiciales, el modelo de mercado gremial cerrado a la competencia que ha imperado hasta ahora no se puede sostener. El taxi tradicional está en crisis, hay nuevos actores en competencia y hay que encarar la situación con racionalidad.

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La crisis es fácil de describir: servicios como Uber y Cabify u otras plataformas han venido para quedarse. Ofrecen calidad, mejor atención al cliente y más facilidades de uso. Así que esta huelga es inútil y perjudicial. La transformación del mercado del taxi debe afrontarse, por una parte, mediante una mejora de los servicios que presta el taxi tradicional; por otra, con normas nuevas (que corresponden a los municipios) para integrar a los competidores entrantes sin dañar a los tradicionales y que garantice condiciones iguales (fiscales, administrativas) para todos los agentes. Es crucial que los taxistas abandonen la bronca callejera y negocien otro marco regulatorio donde quepan todos los operadores.

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