Margarita de Dinamarca habla por primera vez de la demencia del príncipe Enrique
"Así son las cosas ahora... Aunque si él está bien, yo estoy bien. ¡Después de todo está de buen humor!", ha dicho la monarca sobre la enfermedad de su esposo
La reina Margarita de Dinamarca ha hablado por primera vez de la enfermedad de su marido, el príncipe Enrique, desde que se informara en septiembre de que padece demencia, una enfermedad que implica una degeneración de la función cognitiva, cambios en el comportamiento y en su interacción social. Debido a este padecimiento, Enrique de Dinamarca, que nunca le gustó del todo su papel como consorte de la reina, ha reducido todavía más sus actividades y representaciones honoríficas, algo que ya hizo tras jubilarse hace un año y renunciar a su título de príncipe consorte.
Ahora el príncipe tiene 83 años, y hace dos meses que se hizo pública su enfermedad. La reina Margarita ha tranquilizado con sus palabras a todos aquellos que puedan estar preocupados por la salud de su marido: "Está genial en este momento. En realidad, acabo de hablar con él y se encuentra en un país cálido junto al mar y disfrutando... Estoy contenta", comentaba la reina danesa con una sonrisa a la televisión de su país durante su visita a Ghana.
"Así son las cosas ahora... Aunque si él está bien, yo estoy bien. ¡Después de todo está de buen humor!", explicaba Margarita de Dinamarca, que aseguraba sentirse extraña sin su esposo a su lado en las visitas oficiales.
A principios de este año, el príncipe Enrique hizo unas polémicas declaraciones en las que criticaba a su esposa por no haberle dado el título de rey y en las que anunciaba su decisión de no ser enterrado con ella como señal de su malestar por no haber sido tratado como un igual. La reina, de 77 años, será enterrada en la catedral de Roskilde –como es tradicional en las parejas reales–, en un sarcófago realizado por el artista danés Bjorn Norgaard. A pesar de su rechazo, el protocolo dice que el príncipe también deberá ser enterrado en Dinamarca.
Enrique de Laborde de Monpezat conoció a su esposa en 1965 cuando trabajaba en la Embajada de Francia en Londres. Después de su boda, la enérgica personalidad del príncipe nunca cautivó los corazones de los daneses, que se burlaron de su retiro de la vida pública a principios de 2016. Desde entonces, apenas ha participado en actos oficiales y ha pasado gran parte del tiempo en el viñedo que tiene en su país de origen, Francia, aunque oficialmente el matrimonio real sigue casado y comparte palacio.
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