Descolocados
Algunos hombres no han entendido nada de lo que está sucediendo con las denuncias de abusos a la libertad sexual de algunas mujeres
Somos cuatro hermanos, dos chicas y dos chicos. Fui a colegios mixtos desde parvulitos. Trabajo con más hombres que mujeres desde el primer día de curro. Tengo tantos o más amigos que amigas, y tanto o más íntimos. Nunca pensé que ninguno fuera peor ni mejor por portar el cromosoma XY o el XX. Cada uno y cada una son de su padre y de su madre. Y cada una y cada uno tiene sus taras y sus bondades. “Los hombres” y “las mujeres”, así, en bruto, dejando aparte las diferencias fisiológicas y los chascarrillos de sobremesa, con los que me río como la que más por muy bestias que sean, son conceptos que me son ajenos. No creo que los hombres, así, en masa, sean acosadores ni chulos ni insensibles ni piensen siempre en lo mismo. Ni considero que las mujeres, así, como colectivo, seamos sumisas, emocionales, ni nos pongamos más en la piel del otro o de la otra.
Por eso, porque no creo en generalizaciones, y menos en las de género, observo que no todos, pero sí algunos varones están descolocados, desorientados, con la picha hecha un lío, vamos. Ayer se me cayeron las llaves y un colega queridísimo me dijo no tan en broma que no se agachaba a recogérmelas por si le tachaba de machista. Y el domingo, un escritor admiradísimo abogó “en serio” por el establecimiento de un “protocolo sexual preciso” entre hombres,mujeres y viceversa para evitar ser acusados de acoso. No. No es eso. Es más sencillo. Es respeto. Algunos hombres no han entendido nada de lo que está sucediendo con las denuncias de abusos a la libertad sexual de algunas mujeres. Y puede que el abogado de los acusados de violación múltiple sea el más perplejo. Sospecho que jamás pensó que su defensa cuestionando la conducta de la chica iba a hallar tamaña repulsa de tantísimas mujeres y tantos hombres. Antes eso funcionaba. Ya no tanto. Su rostro estupefacto es un poema. Y esa es una gran noticia.
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