Isabel II y Felipe de Edimburgo, 70 años de matrimonio y fidelidad a la corona
La pareja real celebrará esta noche sus bodas de platino con una cena íntima en el palacio de Windsor
Lejos del ojo público, de banquetes o discursos, Isabel II y Felipe de Edimburgo han decidido celebrar esta noche sus bodas de platino con una discreta cena en el castillo de Windsor. Sólo su círculo más íntimo arropará a la pareja en el 70 aniversario del enlace de la entonces heredera de la corona con el príncipe griego que ha ejercido de consorte a lo largo del reinado más longevo de la historia británica. El duque ya está ahora retirado de la vida oficial, mientras que la monarca va aligerando progresivamente su agenda, aunque resuelta a seguir en su puesto hasta el final.
La discreción que marcará la efeméride, dictada por la avanzada edad del matrimonio de nonagenarios, contrasta con el brillo de la boda real que en 1947 aglutinó a dos millares de invitados en el escenario de la abadía de Westmister. La ceremonia, retransmitida por la BBC a 200 millones de televidentes, sacaba a la calle a decenas de miles de londinenses en un día cuyo tono festivo ejerció de antídoto a las penurias de la posguerra.
Isabel llevaba cinco años casada y era madre de dos hijos (Carlos y Ana) cuando, tras la muerte de su padre Jorge VI, accedió al trono. La singladura que desde entonces ha protagonizado con el apoyo de Eduardo (“mi roca”, según su propia definición) va a ser conmemorada con una emisión de monedas en plata y oro que lleva grabados los perfiles de la pareja, el único gesto oficial que marcará el evento de este lunes.
La velada que se prepara en Windsor compete al ámbito estrictamente privado y reunirá a familiares y amigos lejos del foco mediático. Medios de palacio han insinuado a la prensa que el matrimonio no se siente proclive a grandes festejos tras la reciente desaparición de estimados allegados como Margaret Rhodes o la condesa Mounbatten, primas respectivamente de la soberana y su marido.
La edad, por supuesto, es otra razón de peso. A sus 96 años (cinco más que Isabel), y tres meses después de confirmar su jubilación, el duque de Edimburgo lleva una existencia tranquila y pasa una parte de su tiempo en una granja (Wood Farm) de la finca real de Sandringham, en el este de Inglaterra. A sus espaldas tiene un currículo de 22.191 actos oficiales y el récord como el consorte de más largo servicio en la monarquía británica. A pesar de sus legendarias meteduras de patas, o de los rumores nunca confirmados sobre sus supuestas infidelidades, la reina le ha agradecido públicamente su papel de puntal indispensable.
Setenta años después de que protagonizaran la gran boda real del siglo XX, los observadores reales destacan la perenne robustez del matrimonio de Isabel y Felipe. A decir de fuentes de palacio, durante las escapadas del duque a la granja de Wood Farm la reina todavía le echa de menos.
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