Rufián muestra unas esposas en el Congreso y espera ver a Rajoy “con una de estas”
El diputado de ERC esgrime los grilletes: "Ustedes nos han molido a palos, nosotros les moleremos a votos", advierte al Gobierno antes de abandonar el hemiciclo
Gabriel Rufián sigue sacando cosas del cajón de su pupitre del Congreso. Después de una impresora, esta mañana ha aparecido con unas esposas. “A algunos les gustaría verme con una de estas algún día", empezó diciendo el diputado de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), pero acabó esperando ver él mismo a Rajoy "con una de estas".
Ha sucedido durante los cinco minutos de pequeño debate -4 minutos y 60 segundos, para ser exactos- con que cuentan cada semana los diputados para hacer preguntas al Gobierno, en este caso al ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido. Rufián le interrogó sobre “las actuaciones de la Policía en Cataluña en los últimos tiempos”. En su réplica, el parlamentario independentista mostró las esposas y en tono dramático pidió al ministro que le mirara: “Míreme”. Se lo dijo varias veces, pero Zoido no se giraba a mirar a Rufián, porque seguía sus evoluciones por la pantalla colocada en el techo, que es más cómodo, porque a él lo tiene justo detrás.
“¿Señor ministro, sabe qué es esto? Esto es su política, esto es su programa electoral, es el diálogo que aplicó su gobierno al Govern legítimo de Cataluña”, le explicó meneando las esposas. "Esto es lo que aplicó usted mismo a nuestros compañeros. Esto es lo que les colocó en las muñecas a nuestros compañeros”, dijo en referencia al traslado de los consellers catalanes desde la Audiencia Nacional a prisión la semana pasada. "Les pasearon por Madrid y les insultaron", añadió. En su respuesta Zoido lamentó “si se produjo alguna lesión o erosión”, pero aseguró que se cumplieron todos los requisitos del protocolo de traslado de detenidos. "Ustedes nos han molido a palos, nosotros les moleremos a votos", advirtió Rufián, entre abucheos de la bancada del PP.
Después de que Zoido le recordara su promesa en Twitter de dejar su escaño a los 18 meses de las elecciones, le dijo que "a lo mejor no le ha funcionado la impresora para imprimir su renuncia". Lo cierto es que al terminar la intervención Rufián se largó. Se puso su chupa negra, bajó las escaleras con rostro malhumorado y al pasar frente a Zoido se llevó la mano a la frente y le hizo un saludo militar. Pasó por el pasillo a toda velocidad y no se paró con los periodistas.
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