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Tentaciones

Eric, el batería de Los Planetas, nos descubre las mejores tapas de su bar de Granada

El músico presenta su biografía ‘Cuatro millones de golpes’, en la que repasa sus cuarenta años detrás de una batería

“Con seis años mi padre me encañonó con una pistola. Ni siquiera recuerdo su nombre. Con diez ingresé en la Falange porque quería tocar el tambor. Mis mayores influencias musicales han sido la Semana Santa y mi primera hostia, la que me dieron al nacer, quizá la más artística y la menos dolorosa. Me casé con dieciséis. Más tarde empecé a consumir drogas para evadirme”. Así presenta Eric Jiménez su biografía Cuatro millones de golpes, en la que repasa su trayectoria vital y profesional tras cuarenta años golpeando (con mucha maestría) una batería.

Eric comenzó en el grupo de punk-rock KGB a mediados de los ochenta. Luego formó parte de Lagartija Nick, donde volvió a militar con el paso de los años y hasta la actualidad, y participó en la grabación del mítico Omega junto a Enrique Morente. De hecho, la muerte del cantaor es uno de los momentos duros que se recuperan en este libro, que lleva camino de convertirse en una Biblia para los fans del indie español. Después llegó Una semana en el motor de un autobús, el primer disco que grabó con Los Planetas. Y ahí comenzó la leyenda de Eric Jiménez.

“Debería haber muerto antes de los treinta. Durante estos cuarenta años he golpeado la batería como la vida me ha golpeado a mí, con todas sus fuerzas. Pero juro que este no es un libro triste. Os prometo que al leerlo os reiréis y amaréis la música casi tanto como lo hago yo”. Pero antes le hemos pedido que nos seleccione algunos de los manjares que sirve en El Bar de Eric que ya es un lugar de peregrinación para los fans planeteros que visitan Granada a la altura del mismísimo Amador. Son creaciones de la cocinera Veronikita Saez.

Ensalada de quinoa con coulis de frutos rojos, brotes tiernos y crujiente de lentejas.

Las lentejas era mi plato preferido de pequeño. Si este pan está hecho de lentejas y es crujiente, ya que todo lo crujiente me gusta, pues me encantará más todavía, lo recomiendo. Además, la quinoa siempre me recordará a Quinito, el vino clemente, ese vino que en los años 70 nos daban a los niños para abrirnos el apetito, cuando en realidad lo único que hacían era despertar nuestra adicción al vino.

Postres variados. Vasito de crema de Baileys con chocolate y galletas; Pastel de chocolate con gelatina de menta; y Bocaditos de nata.

El vasito de crema de Baileys con chocolate y galletas es un postre me encanta, para mí es como una versión del antiguo Cola-cao con galletas María, pero reinventado.

También tengo que decir que el pastel de chocolate con gelatina de menta me llama la atención porque una vez vi un documental donde un preso estadounidense condenado a muerte pidió chocolate con menta como último deseo. Si alguien pide eso en esas circunstancias, no puede fallar el sabor, tiene que estar bueno.

Y los bocaditos de nata me encantan, sobre todo porque si no te gusta la nata, se la quitas y te comes el bocadito… de un solo bocado.

Crujiente de parmesano con carpaccio de ternera, pesto de rúcula y avellanas.

Este crujiente parece un Portal de Belén. Hay una frase que dicen por aquí que es para que la gente se exprese diciendo que algo le gusta mucho: Te gusta esto más que a Eric le gusta la Navidad. A mí me encanta la Navidad, y el que parezca un “portalillo” me fascina. Además, lleva avellanas, y yo tuve una gran anécdota con las avellanas cuando grabé Inercia con Lagartija Nick en el año 92. El productor era Owen Davies, y como yo andaba un poco escaso de dinero en un bar de la Castellana, me dijo que me pagaba todas las copas si me tomaba el tazón de avellanas que nos pusieron de tapa. Yo sin dudarlo me metí el tazón en la boca y creo que 20 años después, en un concierto de Enrique Morente, me salió una avellana de alguna parte.

Palomitas de pollo con aderezo de mostaza y sirope de agave.

Esta ración es ideal para los menores de la casa, pero a mí, que siempre he sido un enamorado del menú infantil, me encanta este plato. Aunque el nombre lo veo un poco un poco sexista, porque siempre me da la imagen de unas cuantas palomitas que le pertenecen a un solo pollo. Como decía, muy sexista, pero tiene un sabor alucinante.

Tapas de concurso: Maki de Papa Violeta con Brandada de Bacalao y Espárragos; Lasaña rolls de Hummus de Pimientos y Pistachos; Langostinos Crujientes con Crema de Parmesano.

Las tapas de concurso son para no comérselas, son como macetillas psicodélicas. Tienen un colorido que me recuerda mucho a la psicodelia que admiro, sobre todo deleitándome con alguno de estos platos que me da pena comérmelos porque me encantaría ponerlos en el salón de mi casa, pero el sabor puede más que la decoración. Y al final, acaban desapareciendo en mi paladar.

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