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Porque lo digo yo
Columna
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“santander”

Seamos sinceros, quién se lee un tuit tan tonto y, sobre todo, quién se cree que así la gente se entera de dónde está la ciudad

Enrique Iglesias, el pasado julio durante su concierto en Santander.
Enrique Iglesias, el pasado julio durante su concierto en Santander.cordon press
Íñigo Domínguez

En julio se armó cierto escándalo por un concierto de Enrique Iglesias en Santander que fue un poco decepcionante. Para quien se esperaba algo, quiero decir. El cantante estuvo hora y media muy mejorable y se largó. Le pitaron, fans con el corazón roto lo pusieron a parir y se quejó el propio presidente cántabro. Lo curioso es que luego mandó tuits entusiastas. “Gracias por una noche mágica santander españa”, así, en minúsculas, y con ocho signos de admiración. Y otra vez: “Gracias Santander”, con cinco signos de admiración. Fue raro, como que no se había enterado o se hacía el tonto. Pero de tonto, nada. Ahora todo se explica: el Gobierno de Cantabria, que no dice cuánto le costó el concierto, le había pagado también para que tuiteara cualquier cosa con la palabra “Santander” (y al parecer de cualquier manera, se ve que no entraron en detalles de ortografía). ¿Cuánto? Pues 115.000 euros, nada menos, por dos tuits. En un alarde de generosidad se extendió hasta ocho mensajes en otras redes, “nada menos”, y esto son comillas del Ejecutivo cántabro. El chico tenía el dedo gordo en el aire sobre el móvil y pensó: “¿Qué hago? ¿Tuiteo otra vez santander? Venga, va”. Según las estadísticas, prácticamente todos ustedes, lectores, ganan menos que eso en un año, pero sepan que “estas menciones tendrían un valor de 120.000 euros y un impacto de 70 millones de usuarios”, han dicho. Esto del impacto en redes ya es un camelo sideral, y ni entro en que la gente siga a alguien para hacerle ganar dinero. Seamos sinceros, quién se lee un tuit tan tonto y, sobre todo, quién se cree que así la gente se entera de dónde está santander. Y todo esto era, por cierto, por el Año Jubilar Lebaniego.

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Sobre la firma

Íñigo Domínguez
Es periodista en EL PAÍS desde 2015. Antes fue corresponsal en Roma para El Correo y Vocento durante casi 15 años. Es autor de Crónicas de la Mafia; su segunda parte, Paletos Salvajes; y otros dos libros de viajes y reportajes.

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