Me cambiaría por Puigdemont

Este puente del Pilar, ¿qué tiene que hacer el president? Decidir si al final declaró la independencia, y ras plás; no tiene nada más que hacer.

Supongo que se quedará en la cama hasta tarde, mirando cómo brillan las motas de polvo en el aire, aventando els pets con las sábanas. Se podrá permitir el lujo de no despojarse del pijama en todo el día y que cuando se le requiera —por parte de su pareja— para algún quehacer doméstico contestar: “No puedo nena, estoy con lo de la DUI”. ¡Qué envidia!

Me lo imagino también navegando por la red de redes, comprobando cómo se dice en esloveno, bona nit, bona sort, ¿me devuelve el cambio?; decidiendo si las zapatillas de la foto son rosas o celestes; enterándose de que Bustamante se ha echado una novieta y alegrándose por el cantante, pero al recordar que es cántabro y no catalán, alegrándose igualmente pero un poco menos; buscando en Filmin una película kosovar, encontrándola y visionándola y, aunque Carles es un hombre al que le gusta llegar hasta el final, dejándola a la mitad…

Tendrá tiempo para bajar al garaje a entretenerse con su guitarra y en un repertorio improvisado tocar, quizás, Els segadors con Wua Wua, La yenca, El Highwy to hell…

Podrá hacer, por fin, todas esas cosas que se procastinan como: pasar la revisión del coche, llevar al punto Sigre las medicinas caducadas, ordenar el trastero, etcétera. Y por supuesto mimar su pelazo, cepillárselo, alisárselo con las planchas.

Y pasear, si quiere, sin rumbo fijo y charlar con sus conciudadanos y ante la pregunta “¿President hi ha DUI?” quedar bien con tots, diciéndoles a unos que sí y a otros que no.

En fin, que me cambiaría por él sin dudar, porque yo este puente tengo… ¡MUDANZA!