El dueño del Mónaco se desprende de un Da Vinci de 100 millones
Dmitry Rybolovlev, el oligarca ruso, está vendiendo varias piezas de su colección de arte tras su millonario divorcio y en medio de un litigio con su marchante de arte por fraude
A Dmitry Rybolovlev su separación le ha costado muy cara y haber querido crear su propia y valiosa colección de arte, también. En 2014 el oligarca ruso se convirtió en el protagonista del divorcio más caro de la historia al ser condenado a pagar a Elena Ryboloveva 3.200 millones de euros, que luego se rebajaron hasta los 564. Después de su separación, tras más de 25 años de matrimonio, empezó a adquirir valiosas piezas de arte y llegó a tener una colección en la que invirtió centenares de millones, algo que hoy le ha podido costar su amistad con el príncipe Alberto de Mónaco.
La última obra maestra de la que se va a desprender el dueño del Mónaco es un cuadro de Leonardo Da Vinci valorado en 100 millones de dólares (85 millones de euros). Salvator Mundi era la última pintura del maestro italiano que seguía en manos de una colección privada, algo que podría cambiar el mes que viene cuando salga a subasta en la oficina neoyorquina de Christie’s. En su presentación el pasado martes, la casa de subastas solo ha confirmado que la pintura proviene de una colección europea privada, pero el portal Art News confirma que el oligarca lo adquirió en 2013, el mismo año que compró a su hija, Katerina Rybolovleva, la isla Skorpios, que perteneció a la familia Onasis, por su 24 cumpleaños.
Aunque se espera que el óleo alcance los 100 millones de dólares en la puja, Rybolovlev pagó por él 127,5 millones en una época en la que llegó a invertir 2.000 millones de dólares para hacerse con 38 piezas de artistas como Picasso, Gauguin o Rodin. Y esta no es la primera obra de su colección que pone a la venta, pues desde 2015 lleva desprendiéndose de algunas de sus piezas de arte más valiosas y siempre por menos dinero de lo que le costaron. Y es que el multimillonario ruso está metido en una disputa legal con quien fuera su marchante de arte Yves Bouvier, a quien acusa desde 2015 de haberle cobrado mucho más que el valor real de las obras. Precisamente se sintió estafado después de que comprara la obra de Da Vinci, una de las poco más de 20 piezas del renacentista italiano que se conservan y que está considerada el redescubrimiento artístico más importante del siglo XXI: La pieza la adquirió por 127,5 millones de dólares y luego se sorprendió al leer en la prensa que por el cuadro se habían pagado 80 millones. Así que en febrero de 2015 presentó una querella criminal contra el conocido marchante de arte suizo.
Según documentos legales a los que han tenido acceso Express y Bloomberg, cuando en 2015 vendió el Otahi de Gauguin perdió unos 70 millones de dólares en la operación, y en mayo de 2016 se desprendió de la escultura L’Éternel Printemps de Rodin por 20,4 millones de dólares, la mitad del precio que pagó. Dmitry Rybolovlev también descubrió que abonó 118 millones de dólares por un desnudo de Amadeo Modigliani que en realidad había sido vendido por 93,5 millones.
“El abismo entre las estimaciones de Christies y el precio de compra original de las obras es un ejemplo más de la escalada de precios sin precedentes y de la audacia del fraude que los demandantes alegan que fue perpetrado por el señor Bouvier”, dijo hace unos meses un portavoz del oligarca ruso en un comunicado. Tras la acusación de fraude de 2015, el marchante llegó a pasar una noche en prisión, de la que salió al pagar una fianza de 10 millones de euros.
Hoy el litigio se ha convertido en un escándalo en el que el suizo está imputado por presunto fraude y blanqueo de capitales y que ha salpicado incluso a Alberto de Mónaco, amigo del magnate. Rybolovlev, arte de esa casta de magnates que de alguna forma oscura -llegó a ser detenido como supuesto autor de un asesinato- supieron hacer fortunas inimaginables tras la caída de la Unión Soviética, en su caso de minas de potasio, habría tratado de influir en altos cargos de la policía y la justicia monegasca para que actuasen a su favor en el diferendo judicial con Yves Bouvier. Tras saltar la noticia, Alberto de Mónaco se vio obligado a forzar la dimisión del responsable de los servicios judiciales del Principado, Philippe Narmino. Así que es difícil imaginar que el soberano de Mónaco se vaya a sentar de nuevo junto a su amigo en el palco para ver un partido del Mónaco.
Lo que también continúa es el misterio de porqué el discreto Rybolovlev, solo ha concedido una entrevista - fue en 2013- y se quiere desprender de su valiosa colección de arte, sufriendo además pérdidas millonarias, cuando Forbes le estima una fortuna de 7.400 millones de dólares. Quizá simplemente las obras le traigan malos recuerdos.
El Salvator Mundi, pintado por Da Vinci en 1500, se registró por primera vez en la colección del rey Carlos I de Inglaterra (1600-1649) y se cree que permaneció expuesto en el palacio de su esposa Enriqueta María de Francia en la localidad inglesa de Greenwich. Con el tiempo y el cambio de propietarios, su autoría quedó en el olvido y fue vendido en 1958 por la casa de subasta Sotheby's por 45 libras esterlinas (unos 52 euros al cambio actual). En 2005, fue puesto a la venta en una pequeña subasta regional estadounidense, donde fue redescubierto y después estudiado y analizado durante seis años para confirmar su autenticidad y acabar en manos de Dmitry Rybolovlev. Ahora Christie's expondrá la pieza en Hong Kong, San Francisco, Londres y Nueva York antes de presentarla en la subasta del 15 de noviembre de Arte Contemporáneo y de Posguerra, en la que también se va a poner a la venta la pieza Sixty Last Suppers (1986) de Andy Warhol que ronda los 50 millones de dólares (42,5 millones de euros).
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