_
_
_
_

Freedonia

Esto ha entrado demasiado en el terreno del ridículo y es peligroso, porque entonces parece que no es peligroso

Los hermanos Marx en una imagen de la película 'Sopa de ganso' (1933).
Los hermanos Marx en una imagen de la película 'Sopa de ganso' (1933).cordon press
Íñigo Domínguez

El tema de Cataluña se ha puesto ya tan indigesto que ha pasado a la publicidad: hay por ahí un anuncio de una firma de salchichas que bromea con el concepto de declaración de independencia. Esto ha entrado demasiado en el terreno del ridículo y es peligroso, porque entonces parece que no es peligroso. Dejemos el ridículo a los profesionales, que sí se lo toman en serio. Las últimas escenas corren el riesgo de ser acusadas de plagio por la Paramount, pues muchos se han instalado en 1933, año de estreno de Sopa de ganso, de los hermanos Marx. Era una época preciosa en Europa, con tal auge descontrolado de los nacionalismos que la película, burla feroz de la épica república de Freedonia, el no va más de las libertades —aquí se tradujo como Libertonia—, corrió el riesgo de ser tomada por hiperrealismo. Algunos de sus momentos les sonarán. Groucho, el impagable Rufus T. Firefly, es un jefe de Estado majara que hace todo lo posible por ir a la guerra. Lee una declaración incomprensible y dice: “Hasta un crío de cuatro años podría entenderlo. Que me traigan un niño de cuatro años”. Luego se sube a una moto con sidecar y anuncia: “Tengo una cita para ir a insultar al embajador y llego tarde”. Aunque la moto parte sola, sin la mitad donde está él y suspira: “Es el quinto viaje que hago hoy y no he ido a ninguna parte”. Además es un musical —también en Cataluña cantan todo el rato— y entonan fervorosamente: “Ellos tienen armas/ nosotros tenemos armas/ todos los hijos de Dios tienen armas”. Los más ecuánimes en el bar ya son esos que dicen que Rajoy no ha tenido huevos, y que Puigdemont, tampoco. Solo faltaría ver hoy un submarino emergiendo en la Castellana.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Íñigo Domínguez
Es periodista en EL PAÍS desde 2015. Antes fue corresponsal en Roma para El Correo y Vocento durante casi 15 años. Es autor de Crónicas de la Mafia; su segunda parte, Paletos Salvajes; y otros dos libros de viajes y reportajes.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_