Parking para embarazadas (pero solo blancas y hetero)
En Pontida, la Liga Norte pretendió publicar una normativa municipal que excluía a las mujeres que no cumplieran sus requisitos
Unos sesenta kilómetros al noreste de Milán, con 3.000 almas y muchas naves industriales, el pueblo de Pontida sería un anónimo ayuntamiento de la Italia profunda si no fuera por la fiesta que los militantes y políticos de la Liga Norte celebran allí cada año. Este partido nacido como federalista y convertido en nacionalista —con un discurso antiinmigración, antieuro y antisistema— lo eligió como escenario y bastión porque en un descampado que se extiende a sus puertas, los municipios del norte de Italia juraron luchar juntos contra la invasión de Federico I el Barbarroja. Era 1167.
Al cabo de nueve siglos, los invasores ya no vienen del Norte sino de la otra orilla del Mediterráneo. En su mayoría, son musulmanes. Las armas de defensa que los de la Liga despliegan en Pontida son banderas verdes, puestos de salchichas asadas (de cerdo, por supuesto) y lemas contra inmigrantes, refugiados y gobernantes proacogida. Y frente al supuesto peligro de la islamización se yerguen como paladines de los valores itálicos: es decir, en primer lugar, de la familia tradicional.
Mientras se daban los preparativos para la reunión nacional de la Liga del pasado fin de semana, a la que acudieron unas 50.000 personas, la junta municipal decidió habilitar plazas de aparcamiento especiales para mujeres embarazadas “que pertenezcan a núcleo familiar natural” y “con ciudadanía italiana o de un país miembro de la Unión Europea”. El reglamento, aprobado con 8 votos a favor y 2 en contra, hacía hincapié en la Directiva europea 2004/113/CE, sobre paridad de género. Pero la interpretaba a la manera de Pontida. Es decir, si eres madre soltera, homosexual o inmigrante de origen extra-comunitario, te apañas. Tienes que buscar aparcamiento sin ninguna facilidad.
La decisión no se coció en silencio. Muy al contrario, desató tantas críticas que el alcalde (de la Liga) fue obligado a borrar las cláusulas de la discordia. “Se trata de una elección inconcebible e inaceptable", lamentó Gionata Ghilardi de la oposición en la junta. "Casi no consigo encontrar palabras para expresar mi contrariedad. La norma dice que en Pontida existen mujeres de primera división y mujeres de segunda", se encendió. "No se puede ser peor”, zanjó Ghilardi al votar en contra.
Los periódicos nacionales recogieron también la indignación del mayor sindicato italiano, CGIL (Confederación General Italiana del Trabajo), que impugnó el texto por ser “abiertamente y profundamente discriminatorio”. Desde su perfil en Facebook, el ministro de Agricultura Maurizio Martina, hombre de confianza del ex primer ministro Matteo Renzi del izquierdista Partido Democrático, escribió: “¿Dónde acabarán? ¿Con los asientos reservados en los autobuses? Esta iniciativa da escalofríos”.
La misma reacción se registró por parte del Movimiento 5 Estrellas. “¿Nos debemos esperar ahora la segregación de los inmigrantes en los baños públicos o que los gais no puedan sentarse en los autobuses?", se preguntaba el consejero Dario Violi, que añadió: “La Liga no puede retrasar el reloj hasta el Medievo". La presión en los periódicos y en las redes sociales fue tanta que el regente, Luigi Carozzi, quitó las dos frases discriminatorias de la norma aprobada solo unas horas antes. Una conversión. No hay mal que por bien no venga.
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