56 años. Dos hijos y tres hijas.
“¿Lo más difícil? ¡Las matemáticas!”, y su risa ronca resuena en toda la plantación. Es Madame Thierry, la presidenta de la cooperativa de mujeres de Dema. Lleva dentro el liderazgo, la fuerza, el valor y la alegría. Es la que tira de carro. Ella fue quien se puso en contacto con Global Humanitaria. “Aunque nos ves aparentemente bien, la mayoría estamos enfermas. Tenemos la espalda partida de tantas horas en el campo con herramientas rudimentarias, pero las mujeres de Dema somos dinámicas y siempre luchamos a pesar el sufrimiento”. Madame Thierry no cierra ninguna de sus largas conversaciones sin dejar huella: “Por cierto, yo tiro del carro pero no nos vendría mal un triciclo con motor para llevar la cosecha al mercado”. Y su risa vuelve despertar a los brotes de la mandioca.
En la lápida de la fosa de la incultura todavía está grabada otra de esas cifras de la vergüenza: el porcentaje de mujeres analfabetas en Costa de Marfil ronda el 60%. Frente a esto, las más de tres mil mujeres del medio rural que han acudido a los cursos de alfabetización que desarrolla Global Humanitaria y que han recuperado un derecho que les robaron por ser niñas. Las últimas, por ahora, ellas: las mujeres de Dema.