Provocación coreana
Corea del Norte representa hoy la amenaza más importante a la paz mundial
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Con el lanzamiento ayer de un misil balístico sobre territorio japonés, el régimen de Kim Jong-un lleva un paso más allá su peligrosa escalada armamentística y confirma que Corea del Norte representa la amenaza más importante a la paz mundial que vivimos en este momento.
Es cierto que no se trata de la primera vez que Corea del Norte desafía a Japón. Sin embargo, en las dos ocasiones anteriores, en 1998 y 2009, el régimen norcoreano pretendió hacer creer que los lanzamientos tenían carácter civil y, además, notificó con antelación al Gobierno japonés sus intenciones. En esta ocasión, el lanzamiento tiene un claro propósito militar —se trata de poner a punto la tecnología balística que sitúe al país en posición de alcanzar el territorio de EE UU— e intimidatorio: recordar a Washington y a sus aliados su vulnerabilidad.
No cabe duda de que esta manifestación de fuerza tiene que ver con el aislamiento y debilidad del régimen. Los 78 ensayos con misiles realizados por Kim Jong-un desde que llegara al poder en 2011 han desencadenado una nueva ronda de sanciones internacionales.
Al evitar, por el momento, la base de Guam, Piongyang ha evitado provocar directamente a Washington, lo que habría abierto una crisis aún mayor. Lo que no debe impedir que, el Consejo de Seguridad, reunido de urgencia, examine una nueva ronda de sanciones y que, especialmente, China tome conciencia de su responsabilidad a la hora de evitar que los ciudadanos de Japón y de Corea del Sur tengan que vivir bajo la amenaza constante del, aunque trasnochado, peligroso totalitarismo de Kim Jong-un.
Pekín, principal valedor de Piongyang, hace tiempo que se ha quedado sin argumentos para sostener a un régimen que no solo pone en peligro a Corea del Sur y a Japón sino las relaciones entre China y EE UU, que sufrirán considerablemente si Kim Jong-un prosigue su escalada.
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