La deriva secesionista
Leyendo los puntos principales de la llamada ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la república catalana, he de reconocer lo bien pensados que están algunos de sus artículos. Sin duda alguna, tratan de no dejar cabos sueltos con gran ingenio y no menos silencios. No soy un experto en leyes, pero ¿puede realmente aprobarse una ley de esa trascendencia con la mayoría simple de un parlamento democrático y justificarse con un referéndum que no respeta los mínimos estándares internacionales? ¿No sería necesario un mayor consenso social para ejecutar un plan así? ¿Con qué autoridad moral puede exigir lealtad a sus ciudadanos un Govern que no ha sido leal al Estado democrático que lo cobija y ampara? ¿Por qué no proclamar ya directamente la república catalana y dejar de lado el paripé seudodemocrático del procés? Total, empezaríamos/acabaríamos antes, y el funesto resultado para todos sería el mismo.— Daniel Gómez.Manacor (Mallorca).
La presentación de la ley de transitoriedad asusta. Pero no por suponer un paso más en la ruta del procés, sino por su contenido cercano al de otros lugares donde decisiones políticas similares han conducido al conjunto de la población hasta lugares poco recuperables políticamente hablando. Así, no solo habrá modificaciones de nacionalidad exprés, sino amnistías y nombramientos a dedo de cargos afines. Huelga mantener que es algo inviable en cualquier democracia que se precie. Y lo que de verdad asusta es el germen independentista que han tratado de inocular desde hace años en la población. Desde la escuela con la inmersión lingüística y la enseñanza intencionadamente sesgada, o desde la politización de la sociedad. Esto último es algo que difícilmente podrá impedir a estas alturas el Tribunal Constitucional. Solo les resta el pucherazo.— Luis Alberto Rodríguez Arroyo. Santo Tomás de las Ollas (León).
Que el Gobierno de Cataluña dependa de las ideas y de la actuación de una organización como la CUP hace fehaciente la inutilidad y la baja talla política de la actual Convergència. Desde Artur Mas y hasta Carles Puigdemont, lo que están consiguiendo es un enfrentamiento continuo dentro de la sociedad catalana. Es decir, nos llevan a una especie de guerra civil dentro de nuestra tierra. Puede ser que yo, no siendo independentista, sea más catalán que los que enarbolan la estelada. Se están cargando a Cataluña y a su gente.— Josep Antoni Ávila López. Barcelona.
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