‘Soul of a Nation’: el color es el mensaje
Una muestra en la Tate Modern de Londres aborda el arte asociado a los movimientos por los derechos civiles en EE UU desde los 60 hasta los 80
En una entrevista en 1972 le preguntaron al pintor afroamericano Romare Bearden qué creía él que era el arte negro. Tras pensárselo unos segundos, el artista de Carolina del Norte respondió: “Es el arte que los artistas negros crean”. Zoe Whitley, una de las responsables de la muestra Soul of a Nation, cree que esta de Bearden sigue siendo aún la mejor explicación sobre las características intrínsecas de las obras creadas por personas de color.
La suya es una enorme retrospectiva del arte afroamericano que arranca en la década de los sesenta coincidiendo con el auge de los movimientos por los derechos civiles y que sirvió de puente entre el momento en que Rosa Parks se negó a ceder su asiento reservado para un blanco en su autobús y aquel en el que Ross Perot, ya en plenos años ochenta, afirmó que la lucha por los derechos de los hombres y mujeres de color ya había tocado a sus fin porque cada día había “más millonarios negros”.
La muestra podrá verse hasta el 27 de octubre en la londinense Tate Modern y su punto de partida es el Spiral Group, un colectivo de artistas surgido en Nueva York en 1963 y liderado por el propio Bearden. El grupo se cuestionaba la forma en que el artista afroamericano debía relacionarse con una sociedad que le despreciaba. En pleno 2017 sería realmente tentador crear paralelismos sirviéndonos de una brocha bien gorda para justificar la llegada de esta exposición. Pero Whitley se resiste a que esta obra que lleva años preparando sea vista como un oportunista método de meter en el museo un problema que está en las calles, pues lo que vino a mostrar Soul of a Nation es cómo las injusticias contra las que se luchaba en las calles eran las mismas que se combatían en las galerías de arte, a veces incluso con las mismas armas.
El arte no como representación de la realidad, sino como parte de ella. “El contexto es importante, vale, pero es secundario. El movimiento por los derechos civiles es parte crucial de toda la historia, pero no es la historia completa. Sería como decir que solo podemos entender lo que sucedió en el arte en Europa entre 1914 y 1945 a través del arte inspirado en la guerra”, dice Whitley.
Una de las principales críticas que se hacen a este tipo de muestras con un alto contenido político es si no sería mejor haber hecho simplemente un libro bien gordo con fotos y ensayos. Whitley es consciente de ello y se afana en recordar cómo ella y sus colegas han luchado por que esta exposición sea algo que realmente haya que vivir. “Hemos creado una experiencia”, explica Whitley. “Arrancamos con piezas expuestas en galerías y seguimos con artistas que vieron la calle como una galería de arte, incluso abordamos a creadores que vistieron sus obras, como es el caso del Revolutionary suit, de Jae Jarrell. Contamos la historia de muestras promovidas por Frank Bowling y documentamos la historia de creadores que se manifestaron a las puertas de los grandes museos de Nueva York, como hizo Alice Neel. Incluso celebramos la existencia de las primeras galerías regentadas por personas de color. Ese es nuestro contexto”.
Soul of a Nation, la muestra y la infinidad de actividades que tendrán lugar en ella mientras dure, es el documento vivo de una serie de éxitos en una época que hemos aprendido a medir solo a través de la relevancia de sus fracasos. “Cada artista define lo que es el éxito según su propia perspectiva. Nosotros hemos querido relatar la lucha y el triunfo de gente como Cecil Fergerson y Claude Booker, quienes formaron la Black Arts Council con el fin de que Los Angeles County Museum tuviera en cuenta la obra de artistas de color e incluso hiciera un esfuerzo por atraer visitantes afroamericanos al museo”.
En 2017, le preguntamos a Zoe Whitley, comisaria de la muestra Soul of a Nation alrededor del arte afroamericano en la época de la lucha por los derechos civiles, qué creía ella que era el arte blanco. Sin pensarlo, la inglesa respondió: “El Renacimiento Italiano, o el alemán, o la pintura inglesa, o Rembrandt. No sé. Me resulta tan difícil definir el arte blanco como el negro”.
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