_
_
_
_
CLAVES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Extremos que se necesitan

La clave es notar que la existencia de oferta para la radicalización en un ámbito, es necesaria para construir el relato contrario

Jorge Galindo
Salk El Karib, uno de los detenidos tras los atentados de Barcelona y Cambrils.
Salk El Karib, uno de los detenidos tras los atentados de Barcelona y Cambrils.CARLOS ROSILLO

“Somos víctimas de una agresión exterior por parte de los que no son como nosotros. La única solución para esta situación es la acción directa y violenta”.

Esta cita imaginada es el mínimo común denominador del extremismo. La metáfora del mercado puede ser útil para empezar a entender cómo se llega a ese punto: una demanda de radicalización basada en una amenaza (más o menos real, más o menos imaginada) que se encuentra con una oferta dispuesta a ofrecerle todos los instrumentos necesarios para actuar.

¿Pero, de dónde viene esta demanda? ¿Y esta oferta? Aquí es cuando los análisis empiezan a divergir. En un lado está la perspectiva individual: es la necesidad de una construcción identitaria lo que guía al futuro extremista, mientras que la oferta viene guiada por una convicción ideológica. En el otro, se encuentran todos los argumentos estructurales: falta de oportunidades personales y profesionales, existencia real de enemigos al “nosotros” definido por la oferta, e incluso las agendas propias de otras instancias, interesadas en financiar y fomentar los radicalismos.

Este es un debate tan viejo como la sociología misma: ¿decidimos nuestras acciones por nosotros mismos? ¿O estamos predeterminados por la estructura social, política, económica que nos rodea? Lo más probable es que ninguna explicación esté completa sin tener en cuenta la otra parte: es difícil argumentar que nos movemos en un vacío horizontal donde no hay estructuras de poder, como también lo es defender que el entorno determina completamente todos nuestros movimientos.

De hecho, en el caso de los extremismos, la clave es notar que la existencia de oferta para la radicalización en un ámbito (por ejemplo, el yihadismo) es necesaria para construir el relato contrario (por ejemplo, el de movimientos xenófobos, supremacistas, neonazis), alimentando así la demanda: “Por supuesto que tenemos que defendernos, ¿es que no veis que nos quieren atacar?”. De esta manera, las acciones de unos se convierten en entorno, estructura y oportunidad para otros, y viceversa.

No es que los extremos se toquen: es que se necesitan. @jorgegalindo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jorge Galindo
Es analista colaborador en EL PAÍS, doctor en sociología por la Universidad de Ginebra con un doble master en Políticas Públicas por la Central European University y la Erasmus University de Rotterdam. Es coautor de los libros ‘El muro invisible’ (2017) y ‘La urna rota’ (2014), y forma parte de EsadeEcPol (Esade Center for Economic Policy).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_