El ‘body’, la nueva prenda feminista
Cómodos y elevados a la categoría de fetiche por diseñadores y estrellas, estas piezas reivindican la confianza en el cuerpo femenino
El body se ha convertido en una de las prendas fetiche del televisivo clan de las Kardashian. A Kim y a sus hermanas se lo hemos visto llevar con vaqueros, ajustadísimas faldas de tubo, pantalones militares y mallas. Aprovechando el tirón mediático que despiertan sus elecciones estilísticas, a principios del verano Khloé Kardashian apostaba por la versatilidad de esta prenda con una colección para su marca de denim Good American. Para su socia Emma Grade, los bodies con tejanos son “un clásico, un conjunto muy fácil de poner que funciona para todo el mundo tengas el tipo de cuerpo que tengas”, explicaba a Vogue.
Con un amplio rango de tallas que van de la 30 a la 54, la marca se suma a las proclamas que la moda —y sobre todo las firmas de lencería— están lanzando los últimos años hacia una mayor diversidad corporal en la industria. “Quiero que todo el mundo se sienta a gusto en su propia piel. Que uses una talla 46 o una 52 no significa que te tengas que esconder; queremos enseñar nuestros cuerpos y no todo el mundo desea ser una 32, 34 o 36”, reivindicaba Kardashian a la revista People. Ampliar el tallaje es una forma más de reivindicar una realidad que va más allá de la talla 40. Grade añadía: “Creo que hay que seguir propiciando esta conversación. Es lo último que queda por hacer en la industria de la moda, y si podemos aportar nuestro granito de arena con productos bonitos en un surtido de tallas inclusivo, misión cumplida”.
Si hay un personaje que lanza mensajes sobre confianza corporal usando la moda como herramienta es Beyoncé. La cantante lucía un sencillo pero icónico body negro en el videoclip Single Ladies de 2008. Fue su madre, Tina Knowles, la responsable de diseñar los maillots, inspirados en el vestuario de los musicales A Chorus Line y All That Jazz, con los que la cantante ejecuta su famosa coreografía. Una imagen ya anclada en la memoria colectiva que unida a su presentación en blanco y negro y su inusual estética depurada lo convirtió en vídeo del año en los MTV Music.
Pero hay que remontarse a finales de los setenta para encontrar la semilla de las prendas ajustadas que rinden culto al cuerpo de la mujer. En el libro Moda. Toda la Historia, Marnie Fogg le dedica un capítulo a la “ropa segunda piel”, de la que se hizo eco por primera vez el periódico Women's Wear Daily en 1980 para hablar de los vestidos de Azzedine Alaïa. La autora explica que el descubrimiento e introducción en el mercado del elasteno, la popularidad del fitness reflejada en títulos míticos como Fama (1980) o Flash Dance (1993), la llegada de la ropa deportiva en el mundo de la moda de la mano de Norma Kamali y la seductora celebración de las curvas que proponía el minimalismo de Calvin Klein fueron algunos de los hitos clave de la revolución de las prendas ajustadas al cuerpo.
La estilista y diseñadora Raquel Franco lleva seis años diseñando los bodies más deseados por las editoras de moda con su marca Body Editions. Escogió en concreto esta pieza por “su libertad de movimientos y lo cómoda que resulta”, explica por correo electrónico. En su lista de clientas están mujeres seguras con su cuerpo como Carine Roitfeld, Caroline de Maigret, Sigourney Weaver, Salma Hayek, Rossy de Palma y Cara Delevingne. “Me encanta cómo esta prenda refleja los contornos de la silueta femenina para crear una figura atractiva y ajustada”, explica la diseñadora. De hecho, para Franco el body inspira confianza e individualidad, y para ello cita en su web una frase de la feminista Simone de Beauvoir que reza: “Perder la confianza en nuestro cuerpo es perder la confianza en nosotras mismas”.
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