Abuelos del siglo XXI: ¿y cuándo descansan?
María Ángeles, que cuida a sus nietos a tiempo completo, y Margarita, que disfruta de ellos pero sin atarse, trazan un retrato de esta figura imprescindible en muchas familias
Disfrutan a rabiar de los nietos. Eso es lo que muchos abuelos tienen en común. Sin embargo, hay un matiz que los diferencia profundamente: algunos deben hacerse cargo del cuidado de los pequeños, mientras que otros deciden vivir su vida porque es su momento. ¿Cuál es el perfil de los abuelos de hoy en día?
La imagen tradicional de la abuela de toda la vida nos lleva a un domingo con toda la familia reunida alrededor de la cocina, haciendo bizcochos con olor a vainilla, con chiquillos correteando por ahí y con toda la paciencia del mundo, enseñándoles juegos, letras y números. En nuestro siglo, la foto ha cambiado, porque a todo lo anterior, se añade que muchos abuelos usan la tableta, chatean, se hacen selfies, tienen Facebook, comparten vídeos, juegan online, conducen su propio coche, viajan... Y si la salud y la movilidad los acompaña, se apuntan a un bombardeo para disfrutar de la vida lo más posible.
Pero en España, esto se contrapone a que muchos abuelos deben suplir la ausencia de los padres mientras estos trabajan. Según el Libro blanco sobre envejecimiento activo del Imserso, siete de cada 10 abuelos españoles participa en el cuidado de sus nietos. Completando el cuadro, uno de cada cuatro lo hace diariamente, dedicándoles una media de siete horas al día, dos más que el promedio europeo, según la Encuesta de Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa (SHARE). La rápida incorporación de la mujer al mercado laboral, la crisis, las nuevas estructuras familiares o la mejor calidad de vida de los mayores pueden ser algunos de los motivos que nos ha conducido hasta aquí. Pero ¿qué rol deben cumplir verdaderamente los abuelos?
Dos modelos de abuelos
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) recomienda que los mayores desarrollen las tareas para las que se vean capaces, reservando un espacio propio para sus cuidados y ocio. Y qué mejor para conocer de primera mano qué quieren los abuelos que ellos mismos. María Ángeles, de 74 años, es abuela de ocho nietos “desde 1 a 13 años, casi todos seguidos. Con unos estoy todos los días; con otros, comparto tarea con los otros abuelos. He sido abuela a tiempo completo. Lo hago por ellos, pero también por mí, porque me encanta”. Margarita, de 77, estudió para ser maestra y pedagoga, pero no ejerció: “Tenía muy claro que quería tener hijos, criarlos y dedicarme a ellos. Y así lo hice muy a gusto”. Tuvo cuatro y ahora tiene cuatro nietos. “Creo que los hijos son para los padres. Me siento orgullosa de lo que he hecho para sacar adelante a mis hijos, pero me parece injusto repetir ese mismo trabajo como abuela. En edad de jubilación los abuelos merecemos disfrutarlos y vivir nuestra vida”.
La relación entre abuelos y nietos
María Ángeles se siente identificada con una frase: “Una abuela es una madre a la que se da una segunda oportunidad”. Y continúa: “es cansado, sí, pero es parte de mi rutina; si no, ¿qué haría? De hecho, apenas los nietos se fueron de vacaciones, ya los echaba de menos”. Los reúne a todos en su casa todos los días durante el año escolar, y en verano, los recibe igualmente, pero “por goteo: unos por la mañana, otros por la tarde, otros a dormir...”. Reconoce que para ella ser abuela es todo ventajas: “Aprendo mucho de ellos, de lo que piensan, de su música, de lo que leen, de sus problemas, de lo que hacen. Esta rutina implica mucha conversación diaria y una relación muy cercana y fluida”. Además, y lo que más le gusta es que “aquí se juntan todos los primos y mi casa es el punto de encuentro familiar”.
Margarita nos cuenta que tiene una estupenda relación con sus nietos pero solo los ve de vez en cuando porque no vive en la misma ciudad que ellos. Y todo por decisión personal. Cuando los ve, está con ellos tiempo de calidad. “Estoy orgullosa de ser abuela y de ellos, los quiero a todos mucho y sé que podemos hablar de lo que sea, siempre. Muchas veces acuden a mí con dudas, con sus cosas, y yo me detengo a contestarles todo lo que puedo. Si viviera cerca de ellos, creo que no asumiría tenerlos a cargo todos los días, pero no por eso la relación deja de ser buena”. No tiene problema en estar al pie del cañón en momentos difíciles: “Me gusta ayudarlos en todo lo que esté en mi mano y cuando lo necesitan, “corro” donde sea, pero no quiero sentirme esclavizada diariamente”.
¿Enseñar o educar?
María Ángeles asume las horas de deberes de los nietos y de tiempo libre. Los tiene en su casa a comer y cenar. “Los trato como traté a mis hijos; si tengo que regañarles, lo hago, si tengo que enseñarles a estar a la mesa, también. Y respondo a esas preguntas que surgen de repente en los tiempos muertos. A veces, les cuento historias y travesuras de sus padres. Estoy haciendo la vida que sus padres no tienen tiempo de disfrutar”.
A Margarita le encanta enseñar juegos de mesa a los nietos, “sobre todo, jugamos a las cartas y con ellas aprovechan para aprender a no hacer trampas, a aceptar perder, a pensar, a jugar con los números”.
Evidentemente, las abuelas de hoy están viviendo una realidad muy diferente en cuanto a modelos de educación que vivieron cuando eran niñas . “Y a cuando fuimos madres de niños pequeños”, acota Margarita. Ella nos cuenta que no tuvo abuela, pero su madre era mayor, por lo que su estilo era más parecido al de una abuela. “Por eso, cuando nacieron mis hijos, yo sabía lo que no quería para mi familia y las normas que quería seguir. Lo de hoy en día es muy diferente porque los niños hacen más lo que quieren, aunque una tiene que respetar la fórmula que hayan elegido los padres”. Por su lado, María Ángeles cuenta que a veces choca con sus hijos en el estilo de educación. “Ha cambiado tanto de una generación a otra, pero también soy de la idea de respetar lo que elijan ellos para mis nietos. Eso sí, si estoy a cargo yo, en mi casa, tenemos que seguir mis normas. A mis nietos les digo que antes de ser abuela, he sido madre y antes, niña, así que entiendo las cosas por las que pasan”.
En tiempos de internet
“Veo a los niños muy enganchados a las pantallas y a veces tengo que perseguirlos para que hagan otra cosa. Eso supone estar encima y dedicarles tiempo. Es que es su tiempo, es así. Sin embargo, los entiendo porque veo películas y juegos en la tableta y también me atrapa y podría pasar horas viendo cosas”. Margarita también sigue y comenta las entradas de Facebook de sus hijos y nietos, usa el whatsapp para comunicarse con todos, hace fotos con su iPad y responde a todos su correos. “Me gusta aprender cosas nuevas y estoy siempre abierta a conocer lo que nos da la tecnología”.
¿Y cuándo descansan?
A ninguna de estas dos abuelas las para nada ni nadie; ambas son muy activas, con muchas inquietudes. La pasión de Margarita es viajar y es ahora cuando está aprovechando para recorrer el mundo. Ha visitado casi todos los países europeos e incluso ha saltado el charco y llegado a Sudamérica. Se apunta a viajes organizados por una agencia o a los planes del Imserso, y también cuando surge algún paseo con la familia. En su casa recibe a todos con gran alegría, pero cuando toca, pese a mantenerse siempre pendiente de sus hijos y nietos, establece sus planes de viaje, lee, juega a las cartas con sus amigas y hace todo lo que le gusta a la hora que le apetece.
A María Ángeles le queda poco tiempo libre, pero aún así está apuntada a su club de lectura en la biblioteca municipal, hace ganchillo y sigue siendo una ávida lectora. “Pero es que a mí me gusta mi rutina con los niños. Por las mañanas, llevo a unos a la guardería, me quedo con otros y espero a los que vengan a comer. Cuando se habla de la realización de la mujer, yo siempre pienso que ahora estoy haciendo lo que me más me gusta. No es un sufrimiento, aunque admito que mi hora de descanso es cuando se van y puedo hacer mis cosas. Tampoco he sido de salir mucho, por lo que aprovecho para disfrutar a mi familia y juntarnos todos los fines de semana también en mi casa”.
Ventajas de disfrutar a los abuelos
El médico general y responsable asistencial de Sanitas Castellón Juan Pablo Lonzi dice que “los abuelos aportan afecto, complicidad, confianza, experiencia, tiempo y dan la idea de continuidad y evolución de la familia, con la transmisión de experiencias, historias, anécdotas, tradiciones y valores familiares y culturales. Además, pueden actuar como árbitros en caso de conflicto entre padres e hijos, y aportan a los nietos una visión más realista de sus padres, ya que les hablan de lo que hacían estos a su edad. Sin embargo, y quizás lo más importante de esta relación es el valor y el respeto derivados del intercambio intergeneracional afectivo”.
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