Santi Balmes: “Que paren el siglo XXI, que yo me bajo”
A punto de cumplir 20 años al frente de Love of Lesbian, el cantante cree saber de dónde surge la inspiración: "De la mugre"
Dice Santi Balmes (Barcelona, 1970) que el tiempo que lleva ejerciendo de cantante y letrista de Love of Lesbian se le ha pasado “en un suspiro”. Que se siente “encerrado en una cápsula espacial con otros astronautas de la música”, surcando el universo “a la velocidad de la luz, pero siempre con miedo a que algo falle y nuestra cápsula tenga que hacer un aterrizaje forzoso en la realidad, que es un lugar muy inhóspito”. Este verano, la banda de Sant Vicenç dels Horts (Barcelona) sigue presentando en directo los temas de su disco El poeta Halley.
Pronto se cumplirán 20 años del primer concierto de Love of Lesbian. ¿Cómo piensan celebrarlo? De forma muy discreta, porque nos da cierto pudor. Algo haremos, pero de algún modo sentimos que el grupo nació en realidad bastante más tarde, en 2005, con la incorporación de Julián y nuestro primer álbum en castellano, Maniobras de escapismo. Ahí empezamos una segunda vida que al final ha acabado siendo la única real.
¿Fue entonces cuando la vida y la música empezaron a ir en serio? Sí. Muy poco después renuncié a mi plan B, ese trabajo de oficina que mi familia me pidió que conservase hasta estar seguro de que la música iba a darme de comer. Lo dejé sin ninguna garantía: solo tenía un buen presagio y las ideas muy claras. Jugué a la ruleta y lo aposté todo al rojo.
¿Se ha arrepentido en alguna ocasión? En absoluto. Supongo que se han arrepentido mucho más los que renunciaron a todo para conservar su trabajo serio y sólido, en una oficina, de lunes a viernes, y lo acabaron perdiendo en esa monumental tomadura de pelo que ha sido la gran recesión de 2008.
"El arte popular nace de la precariedad, de la mugre. De chavales de clase obrera que han crecido en un barrio horrendo y que solo aspiran a hacer ruido y comer cocido en lugar de comerse los mocos"
¿Love of Lesbian es un negocio familiar o una coartada para no tener que hacerse mayor? Es una banda terrorista, una especie de Baader Meinhof. Unos locos mesiánicos comprometidos con una idea que nos entusiasma, que nos la pone dura. No matamos a nadie, pero sí nos exigimos una renuncia a casi todo y un compromiso de por vida. Entrar en Love of Lesbian es pasar a la clandestinidad. Siempre intuí que de este grupo solo saldré con los pies por delante.
Aun así, usted ha dicho que en varias ocasiones estuvo a punto de tirar la toalla. Cuando teníamos letras en inglés, cada día, porque aquello era un esfuerzo brutal que yo sentía que no llevaba a ninguna parte. Desde que empezamos a apostar por el castellano, nunca.
¿Tan crucial fue el cambio de idioma? Era la pieza que faltaba para que nuestro prisma empezase a generar luz. Yo tuve un momento de epifanía en el Primavera Sound de 2004 que me hizo plantearme lo absurdo que era intentar comunicarse en una lengua ajena con una audiencia de Margas, Pedros y Silvias. Ni mis propios compañeros de grupo entendían de qué iba todo aquello. Sugerían arreglos ligeros y festivos para canciones con letras fúnebres, en las que yo cantaba que odiaba el mundo y me quería morir.
"En 'Love of Lesbian' nos exigimos una renuncia a casi todo y un compromiso de por vida. Entrar en este grupo es como pasar a la clandestinidad. Solo saldré con los pies por delante”
¿Se puede pretender vivir del arte y la cultura en España y no estar loco? Es un empeño quijotesco, sí. Pero creo que el arte popular nace de la precariedad, de la mugre, de la fricción fértil con la realidad. De chavales de clase obrera que han crecido en un barrio horrendo y muy poco recomendable y que solo aspiran a hacer ruido y comer cocido en lugar de comerse los mocos.
Dígame una frase por la que le gustaría ser recordado. “Si tu magia ya no me hace efecto, ¿cómo voy a continuar?”. Es de nuestra canción Domingo astromántico, y ahí está, de alguna manera, resumida mi visión de la vida, de las relaciones sentimentales y de lo que supone Love of Lesbian para mí.
¿De qué agua está usted decidido a no beber nunca más? Del agua estancada de las redes sociales. La última vez que me asomé a Twitter, un cretino me preguntó si mis padres son hermanos. Que paren el siglo XXI, que yo me bajo.
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