La mujer que quiere que te pongas en el lugar de los animales
Silvia Barquero, presidenta del PACMA, busca con su primer libro sacudir la revolucion de los derechos animales
La niña oyó un maullido por la calle, en su barrio de Madrid. Un sonido que no pudo ignorar. Provenía de un gato que había sido atropellado. Se llevó al animal, con su pata rota, a casa. Los dos pasaron la noche en vela, juntos, el gato llorando y ella sin saber cómo aliviarle. Al día siguiente los padres de la niña se lo llevaron. Ella nunca supo nada más de él.
Treinta años después aquella niña convive con cuatro gatos y un perro y es presidenta del Partido Animalista (PACMA). Silvia Barquero posee una obsesión: evitar el sufrimiento de nuestros semejantes no humanos. Como el de aquel gatito.
Hoy, a sus 43 años, ha dejado atrás su trabajo como secretaria bilingüe y utiliza su master en comunicación para expandir el mensaje de la formación política extraparlamentaria de mayor empuje en sufragios (286.702 votos en el Congreso y 1.213.871 en el Senado en la última convocatoria electoral, multiplicando por seis sus votos en la Camara Baja en ocho años. Acaba de publicar Animales, la revolución pendiente, (La Esfera de los Libros), un volumen en el que busca a aquellos “que son capaces de empatizar, de ponerse en el lugar del otro”, dice. Por ejemplo, de esas gallinas, que con el último cambio legal, dice, “viven en el espacio de un folio”.
Precisamente el desarrollo de la empatía será el motor del cambio, de esa revolución, que para ella se está gestando en España. “La mitad de las familias españolas conviven con animales y eso nos ha hecho cambiar de visión. Los animales son ya alguien y no algo”, asegura. Alguien como Camilo, un mestizo negro de labrador y mastín que encontró una noche en una cuneta. O como los gatos. “Uno de ellos se esconde debajo del sofá cuando viene alguien. Tiene miedo. Y los otros salen a saludar. En cuanto convives con ellos -convivir es una buena expresión- te das cuenta que cada uno tiene su personalidad”. Por ellos, Silvia vive en la sierra de Madrid. Por su compromiso, en su cocina no entra ni carne ni pescado ni huevos ni leche. Desde hace 15 años es vegana.Tarda en llegar al trabajo más de una hora, porque no usa el coche.
El PACMA protagonizó la oposición al Toro de la Vega, el torneo medieval de Tordesillas en el que se perseguía y alanceaba un astado hasta su muerte. La prohibición de matar al animal, el pasado año, es algo de lo que Silvia se siente muy satisfecha. "Conseguimos hacer una campaña de concienciación y presión política, de tal manera que toda la sociedad se ha puesto en contra".
También se siente orgullosa del creciente apoyo reflejado en las urnas.-"tenemos los mismos votos que el PNV y si la ley fuese distinta, contaríamos con cinco diputados, como ellos"- que les sitúa en otra posición: "Antes nos costaba mucho que nos recibiera un diputado o un senador y ahora hasta quieren que se publiquen las fotos de las reuniones", cuenta.
"Queremos trasladar al plano politico las demandas del movimiento animalista". Acaban de impulsar lo que denominan Ley Cero, que pide a las Cortes un respaldo legal para el fin de los festejos taurinos o que impliquen maltrato hacia los animales, el sacrificio cero y el cierre de zoos, delfinarios y circos con animales.“Ya hemos dejado atrás el debate de la tauromaquia. Las encuestas dicen que solo el 10% de la población acudió a una corrida de toros el año pasado. Debería estar abolida. Los protaurinos no tienen argumentos. Y no vale lo de decir que si no te gustan no vayas porque no se puede ignorar que los animalen sufren", dice muy convencida. Algunos datos le dan la razón. Por ejemplo, el número de corridas de toros va disminuyendo de año en año. En solo un lustro, un 25%, hasta llegar a 1.736 festejos, según datos del Ministerio de Cultura. No llegó al 7% de la población la que acudió a una fiesta taurina de este tipo según la última encuesta disponible de la misma institución.
"Tenemos que poner el foco en otras cosas, como los mataderos, las condiciones de vida de millones de animales cautivos que nos dan de comer, los zoos y delfinarios. Es una realidad oculta que tiene que estar sobre la mesa". De todo ello va el libro, una suerte de iniciación al animalismo "rehuyendo polémicas" y apelando a esa palabra que no se le descuelga de la boca, la empatía. Además, cuenta con un aliado mediático, el actor Dani Rovira, que firma el prólogo.
¿Qué podría hacer un animalista principiante? "Lo primero", insiste ella, "es ser capaz de ponerse en lugar del otro, en este caso de los animales. Ser empático", Después, dice, nuestros gestos cotidianos pueden cambiar cosas: "Podemos no acudir a un zoo, o a un circo con animales". Y acercarse a la labor que desarrollan las sociedades que recogen gatos y perros abandonados: "Pasar un sábado por una protectora puede cambiar nuestra forma de pensar".
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